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jueves, 24 de septiembre de 2009

Un desafío para la región: Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América

A pesar del lugar conceptual, político y estratégico que la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (Alba) cobra en el escenario internacional, en medio de la continuada crisis del capitalismo mundial, gobiernos de países claves en la región no se han decidido a dar el paso en esta dirección. Un paso que cambiaría el rumbo del continente: el Alba es la vía económica, social y política más importante para la unión e integración de los países Latinoamericanos. No parece alcanzar para los indecisos que el bloque, cuyo PBI sumado supera los 500 mil millones de dólares, se ubique entre las mayores economías de la región. Tampoco que, como manifestara recientemente el presidente de Venezuela Hugo Chávez, el Alba “no solo sea para estrechar nuestros nexos, sino que es la unión para ser libres”. Como expresó Raúl Castro en la Cumbre del Alba en Cumaná: “Ninguno de nuestros países tiene la más mínima posibilidad de cambiar el sistema económico mundial, pero sí juntos, nosotros podemos cambiar nuestro sistema, un nuevo sistema solidario, justo e integrador que rompa las cadenas que todavía nos oprimen de los viejos imperios”.

Lo cierto es que en la región el Alba introduce un desafío radical al regionalismo capitalista contemporáneo, tanto en la versión del Alca como en las vertientes del Mercosur. En lugar de alentar negocios entre empresarios propicia mecanismos de complementación, cooperación y solidaridad. Como enfatizó Rafael Correa en el marco del ingreso de su país al bloque, hace algunos meses, el Alba “es integración energética, política y territorial” con base en “relaciones fraternas”. El mandatario afirmaba así que el ingreso de Ecuador se trata de una decisión “reflexiva y madura” de su gobierno, basada en “empatía ideológica” con ese proyecto regional de “solidaridad e integración”. Y destacó el significado del crecimiento del Alba como paso hacia la total liberación, cuando se presencian los “estertores” del sistema capitalista. Sin embargo, aunque el paso de sumarse a esta alternativa sea clave, el Gobierno argentino se ha quedado actuando en el marco establecido por la burguesía capitalista, evitando enunciar cualquier opinión sobre el Alba y evitando la confrontación con el imperio. Así, los mismos intereses que durante siglos impidieron el levantamiento de la “Patria Grande” actualmente bloquean la integración. Lo cierto es que la necesidad de sumarse al Alba resulta imprescindible: desde su fundación, esta Alianza se ha convertido en un espacio geoestratégico que está permitiendo superar las injusticias, inequidades y pobrezas dejadas durante décadas en la región por el saqueo de los gobiernos imperialistas, apoyados por las compañías transnacionales y las leyes neoliberales impuestas por Washington y los organismos financieros internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

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