Periódico de jóvenes y trabajadores, antimperialista y anticapitalista

El Espejo Nro 194

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jueves, 15 de abril de 2010

Editorial: Hora de acabar con los gerentes del gran capital

Es poco conocida la causa por la cual entre 1976 y 1982 la deuda externa pasó de 5700 a 43 mil millones. Aunque hay siempre muchos factores en un fenómeno como éste, el determinante fue la crisis del capitalismo. Sí: así como la crisis produce un excedente de mercancías imposible de colocar rentablemente, lo mismo ocurre con el dinero. Desde comienzos de 1970 la reaparición de la crisis capitalista mundial se manifestó de esa manera insólita: quienes tenían montañas de dinero, no tenían dónde ponerlo para obtener ganancia. En breve: forzaron el endeudamiento del Tercer Mundo. Logrado ese objetivo, con el pago de intereses primero, con el saqueo de riquezas naturales y bienes nacionales forzado precisamente por la imposibilidad de pagar en plazo sumas siderales, los centros del capitalismo mundial paliaron su crisis y postergaron el estallido. Para semejante operación, compraron gerentes locales. Usted los conoce. Los gerentes compraron capataces de gesto duro, mano de hierro, cero inteligencia y reflejos sanguinarios. Usted los conoce también. Los capangas cayeron. Los gerentes no. Entre 1982 y 1989, después de gestos sin consecuencias, Alfonsín acabó su período pagando más de 20 mil millones de los 43 mil que debía cuando asumió, pero acabó su mandato con una deuda de 63 mil millones. Luego vino el gran ladrón: un monigote tan inmoral como ignorante y cipayo. En diez años pagó más de 100 mil millones (no hablemos de lo que entregó gratis). Y dejó al país con una deuda de 160 mil millones. Tocó el turno otra vez a los radicales, que pagaron alrededor de 40 mil millones mientras la deuda crecía hasta los 180 mil millones. Kirchner amagó con la transversalidad pero inmediatamente retornó al PJ y no le fue en zaga a De la Rúa: pagó otro tanto, mientras la deuda trepó a 200 mil millones, con quita y todo. Usted tiene derecho a dudar de estas cifras. Infórmese y ponga el detalle que aquí falta. Comprobará así que en números redondos, desde que acabó la dictadura pagamos 20 veces lo que debíamos en 1976 y... ¡¡debemos 20 veces más que entonces!! ¿Usted quiere seguir por este camino? Pagar la deuda eterna es mantener eternamente la subordinación al imperialismo. Multiplicar la pobreza. Exacerbar la explotación. Preparar el retorno a la violencia y, quién sabe, si no nos ponemos a la altura, el retorno a las dictaduras ¿Quién está interesado en eso, además, claro, del propio imperialismo? Usted lo sabe: los gerentes. No lo confundirá el hecho de que estos, en el último período, a falta de capangas hayan tenido la capacidad de arrastrar, o engañar, o corromper, a personas hasta hace poco insospechables. Con altísimo costo, nos desembarazamos en su momento de los capangas contratados por los gerentes, a su vez contratados por el imperialismo. Ahora no hay modo de postergar la conclusión: es hora acabar con los gerentes. Y aunque hay que descartar a los corruptos, no estará de más decirle a los engañados que están a tiempo de ocupar un lugar para cumplir la tarea.

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