La burguesía no logra un centro de poder, el gobierno se licúa, el diálogo busca un único acuerdo: hacernos pagar la crisis
Con la eclosión de la crisis en los centros mundiales del capitalismo reaparece agravada la incapacidad de las clases dominantes en Argentina. El colapso de 2001 les dejó como legado un gobierno sin base, que gira en torno de sus propios intereses y fuera de todo control. Nadie ha querido ver, hasta ahora, el significado de que un país de la envergadura del nuestro, tenga un gobierno familiar. Es la imposibilidad de la burguesía de afirmar un plan estratégico para sostener su poder. La expresión más acabada de la crisis capitalista a escala local. La pulverización del PJ y las peleas circenses en la oposición expresan la fragmentación total de los de arriba. En tales condiciones, el imperialismo tiende necesariamente a recuperar el terreno perdido en estas latitudes. Y el choque se plantea frontal entre dos grandes contendores: Washington con su corte de eunucos locales y el conjunto del pueblo argentino, unido en torno a un programa antimperialista. He allí la tarea.
Periódico de jóvenes y trabajadores, antimperialista y anticapitalista
El Espejo Nro 194
Última edición del 2010
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jueves, 13 de agosto de 2009
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