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jueves, 13 de agosto de 2009

Siete Puñaladas en el corazón de América, Por Fidel Castro


Reproducimos aquí algunos extractos de las reflexiones del líder de la revolución cubana: ¿Qué sentido tienen las bases militares y navales que Estados Unidos quiere establecer alrededor de Venezuela y en el corazón de Suramérica?

Los pueblos que habitan el planeta, en todas partes, corren riesgos económicos, ambientales y bélicos, derivados de la política de Estados Unidos, pero en ninguna otra región de la tierra se ven amenazados por tan graves problemas como sus vecinos, los pueblos ubicados en este continente al Sur de ese país hegemónico. Los gobernantes de los países de UNASUR, MERCOSUR, Grupo de Río y otros, no pueden dejar de analizar la justísima pregunta venezolana ¿Qué sentido tienen las bases militares y navales que Estados Unidos quiere establecer alrededor de Venezuela y en el corazón de Suramérica? Recuerdo que hace varios años, cuando entre Colombia y Venezuela, dos naciones hermanadas por la geografía y por la historia, las relaciones se volvieron peligrosamente tensas, Cuba promovió calladamente importantes pasos de paz entre ambos países. Nunca los cubanos estimularemos la guerra entre países hermanos. La experiencia histórica, el destino manifiesto proclamado y aplicado por Estados Unidos, y la endeblez de las acusaciones contra Venezuela de suministrar armas a las FARC, asociadas a las negociaciones con el propósito de conceder siete puntos de su territorio para uso aéreo y naval de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, obligan ineludiblemente a Venezuela a invertir en armas, recursos que podían emplearse en la economía, los programas sociales y la cooperación con otros países del área con menos desarrollo y recursos. No se arma Venezuela contra el pueblo hermano de Colombia, se arma contra el imperio, que intentó destruir ya la Revolución y hoy pretende instalar en las proximidades de la frontera venezolana sus armas sofisticadas. Sería un error grave pensar que la amenaza es solo contra Venezuela; va dirigida a todos los países del Sur del continente. Ninguno podrá eludir el tema y así lo han declarado varios de ellos.

Las generaciones presentes y futuras juzgarán a sus líderes por la conducta que adopten en este momento. No se trata solo de Estados Unidos, sino de Estados Unidos y el sistema. ¿Qué ofrece? ¿Qué busca?
Ofrece el ALCA, es decir, la ruina anticipada de todos nuestros países, libre tránsito de bienes y de capital, pero no libre tránsito de personas. Experimentan ahora el temor de que la sociedad opulenta y consumista sea inundada de latinos pobres, indios, negros y mulatos o blancos sin empleo en sus propios países. Devuelven a todos los que cometen faltas o sobran. Los matan muchas veces antes de entrar, o los retornan como rebaños cuando no los necesitan; 12 millones de inmigrantes latinoamericanos o caribeños son ilegales en Estados Unidos.
Existen otros gravísimos peligros. Constantemente llegan noticias de los emigrantes mexicanos y de otros países de nuestra área que mueren intentando cruzar la actual frontera de México y Estados Unidos. La cuota de víctimas cada año supera con creces la totalidad de los que perdieron la vida en los casi 28 años de existencia del famoso muro de Berlín.
Lo más increíble todavía es que apenas circula por el mundo la noticia de una guerra que cuesta en este momento miles de vidas por año. Han muerto ya, en el 2009, más mexicanos que los soldados norteamericanos que murieron en la guerra de Bush contra Irak a lo largo de toda su administración.
La guerra en México ha sido desatada a causa del mayor mercado de drogas que existe en el mundo: el de Estados Unidos. Pero dentro de su territorio no existe una guerra entre la policía y las fuerzas armadas de Estados Unidos luchando contra los narcotraficantes. La guerra ha sido exportada a México y Centroamérica, pero especialmente al país azteca, más cercano al territorio de Estados Unidos. Las imágenes que se divulgan por la televisión, de cadáveres amontonados y las noticias que llegan de personas asesinadas en los propios salones de cirugía donde intentaban salvarles la vida, son horribles. Ninguna de esas imágenes procede de territorio norteamericano.
Tal ola de violencia y sangre se extiende en mayor o menor grado por los países de Suramérica. ¿De dónde proviene el dinero sino del infinito manantial que emerge del mercado norteamericano? A su vez, el consumo tiende también a extenderse a los demás países del área, causando más víctimas y más daño directo o indirecto que el SIDA, el paludismo y otras enfermedades juntas.
Los planes imperiales de dominación van precedidos de enormes sumas asignadas a las tareas de mentir y desinformar a la opinión pública. Cuentan para ello con la total complicidad de la oligarquía, la burguesía, la derecha intelectual y los medios masivos de divulgación.
Son expertos en divulgar los errores y las contradicciones de los políticos.
La suerte de la humanidad no debe quedar en manos de robots convertidos en personas o de personas convertidas en robots.
En el año 2010, el gobierno de Estados Unidos empleará 2 200 millones de dólares a través del Departamento de Estado y la USAID para promover su política, 12% más que los recibidos por el gobierno de Bush el último año de su mandato. De ellos, casi 450 millones se destinarán a demostrar que la tiranía impuesta al mundo significa democracia y respeto a los derechos humanos.
Apelan constantemente al instinto y al egoísmo de los seres humanos; desprecian el valor de la educación y la conciencia. Es evidente la resistencia demostrada por el pueblo cubano a lo largo de 50 años. Resistir es el arma a la que no pueden renunciar jamás los pueblos; los puertorriqueños lograron parar las maniobras militares en Vieques, situándose en el polígono de tiro.
La patria de Bolívar es hoy el país que más les preocupa, por su papel histórico en las luchas por la independencia de los pueblos de América. Los cubanos que prestan allí sus servicios como especialistas en la salud, educadores, profesores de educación física y deportes, informática, técnicos agrícola, y otra áreas, deben darlo todo en el cumplimiento de sus deberes internacionalistas, para demostrar que los pueblos pueden resistir y ser portadores de los principios más sagrados de la sociedad humana. De lo contrario el imperio destruirá la civilización y la propia especie.

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