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jueves, 13 de agosto de 2009

La tramoya detrás del tarifazo del gas: El entendimiento Kirchner -Eskenazi–Repsol–YPF

¿Se acuerdan de las retenciones móviles de la 125? Supuestamente eran para redistribuir la riqueza, pero en realidad terminaron íntegramente en manos de las grandes exportadoras de granos. Hoy sucede lo mismo con el tarifazo del gas. Según los voceros del gobierno, supuestamente va ir a parar a los pobres, que carecen del servicio de gas natural. Pero en realidad, va ir a parar íntegramente a manos de Repsol - YPF, y su lobista local, el grupo Petersen - Eskenazi.

Por Mario Cafiero y Javier Llorens

Toda tramoya en los negocios tiene generalmente un núcleo simple, que sus actores se encargan de enmascarar. ¿Cuál es el núcleo de ésta? Consiste en que Repsol - YPF (y/o sus empresas controladas), son las que extraen el gas natural, lo exportan, y a la vez, usando como máscara a Enarsa, lo importan. Hasta hace muy poco, Repsol-YPF se llevaba el gas natural de Argentina al precio pesificado interno y lo vendía en los países vecinos, que tienen servicios desregulados, a un precio veinte veces superior. Paralelamente a este enorme negociado, Repsol-YPF dejó de desarrollar los yacimientos de petróleo argentinos con el justificativo de que las enormes ganancias que se llevaba de aquí les rendían mucho más si las invertía en el exterior por el diferencial existente entre los precios internos y externos.
Así provocó una deliberada escasez de gas natural, que se registra en los picos invernales. Como diciendo, "el gas argentino que hay bajo mis pies “es mío”, y al precio actual no te lo voy a vender (por más que gane el 400 o el 1.000 % sobre el costo interno). Lo voy a atesorar hasta que estés dispuesto a pagarme el precio internacional. Y si te falta gas, te lo puedo importar desde mis yacimientos en Bolivia o Trinidad Tobago".
De esa manera, el cargo tarifario del ya famoso decreto 2607/08, según sus últimas disposiciones, irá a parar la mitad a las manos de Repsol YPF, en pago de las importaciones de gas. Y la otra mitad también a manos de Repsol YPF y sus empresas consorciadas en pago de un mayor precio del gas doméstico en boca de pozo.
¿Cómo hizo Repsol YPF para sumar a su juego al gobierno argentino, que supuestamente debe defender los intereses argentinos? Muy simplemente, hizo socio suyo al grupo Petersen- Eskenazi, íntimamente vinculado a los Kirchner, que en vez de ser la “pata argentina” en la compañía española, pasó a ser el “caballo de Troya español” en la cúpula gubernamental argentina, en contra de los genuinos intereses argentinos.
El grupo Petersen-Eskenazi se hizo socio de YPF -algo así como si un almacenero de barrio hubiese comprado parte de Carrefour- gracias a la “manito” (mejor dicho “manazo”) que le dio Néstor Kirchner. Poco antes de abandonar la presidencia, Néstor dictó la Resolución 394/07 mediante la cual se dispusieron las “retenciones móviles” sobre los hidrocarburos (un anticipo de la legendaria resolución 125/08 que vino después).
Dichas retenciones móviles calculadas sobre un precio internacional del petróleo en alza, hicieron que supuestamente los precios internos se plancharan (a 42 U$S el barril). Y por lo tanto cayera la “rentabilidad extraordinaria” del negocio petrolero en la Argentina. Esta caída de la rentabilidad vino como anillo al dedo para poner un tope al precio de las acciones de YPF, para que el grupo Petersen – Eskenazi las pudiera comprar a un muy módico precio, ¡en cómodas cuotas, financiadas por la propia Repsol! ¡Con derecho incluso a participar en las ganancias de YPF de períodos que ya habían transcurrido!: todo un regalo del cielo.
¿Pero quién es el grupo Petersen-Eskenazi? Enrique Eskenazi era un ex gerente de Bunge y Born, que se jubiló y pasó a desempeñarse como gerente de una vieja empresa constructora en problemas y venida a menos, Petersen, Thiele & Cruz. Luego se quedó con la propiedad de la constructora, y esforzadamente se compró el privatizado Banco de San Juan. Pero en 1995 con la compra del Banco de Santa Cruz a los Kirchner, que entonces gobernaban Santa Cruz, fue como si hubiese sido tocado por el rey Midas, que convertía en oro lo que tocaba.
A partir de ahí Petersen fue adjudicataria de un cúmulo de obras en Santa Cruz, a la par que su banco sureño -que intervino en la fuga de los famosos fondos de Santa Cruz- crecía proporcionalmente. Pero eso fue poco en relación con lo que vino después, cuando en el 2003 Kirchner llegó a la presidencia. A la par de comprarse los bancos de Santa Fe y Entre Ríos (en forma más que sospechosa, sin poner un peso) Petersen pasó a roncar muy fuerte como contratista de rutas y grandes obras nacionales, en las que reiteradamente se han denunciado enormes sobreprecios. Para coronarse finalmente de canillita a campeón, gracias a la ayuda de los Kirchner, al pasar en 2008 a ser socio minoritario en YPF, propiedad de la españolísima Repsol.
Esta es la “nueva burguesía nacional”, que los Kirchner pretenden promover. Que en vez de operar en función de los genuinos intereses argentinos, adosados al poder, operan como lobistas de intereses extranjeros. Y que las más de las veces, en cuestiones estratégicas como la de la energía, se contraponen con ellos. Aunque exista una supuesta alianza estratégica con la “madre patria”; que en el plano de la realidad y respecto de determinados asuntos no resulta ser muy distinta de la alianza de subordinación y expoliación que manteníamos hace dos siglos con nuestro “padre” de entonces, el rey Borbón.

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