El 15 de septiembre de 1994 sosteníamos en la primera Editorial: “En Argentina atravesamos los últimos tramos de un período de transición; se está gestando un nuevo cuadro ideológico y político de masas; el país del próximo siglo se está definiendo en este contradictorio período dominado por una atmósfera de irrespirable medianía, inmoralidad y decadencia en la superficie, pero movido en realidad por poderosas fuerzas subterráneas en las que pugnan por revelarse e imponerse a la vez, los más puros y los más bajos componentes del ser humano. Que predominen unos y u otros no será obra del azar. Y si se trata del desenvolvimiento lógico y lineal de la perspectiva trazada por las dirigencias e instituciones que en todos los órdenes caracterizan y rigen hoy la sociedad argentina, no cabe duda de que un abismo de miseria, degradación y violencia es el único desenlace factible.
Por eso estamos aquí. Para sostener que lo contrario es posible. Para probar que existen reservas suficientes en los hombres y mujeres de trabajo, determinación, lucidez y coraje para salir al cruce a la lógica irracional de un sistema en crisis, que arrastra primero a las cúpulas dirigentes, luego, una a una, a las instituciones y fundamentalmente a la población en su conjunto, en una vorágine que todo lo envuelve”.
Muchos desgarramientos ocurrieron desde aquel entonces. No nos equivocamos sin embargo. La lectura de estas páginas muestra que las reservas de nuestra sociedad, de sus trabajadores y su pueblo están, y pugnan por irrumpir y ser los artífices del país del siglo XXI.
Periódico de jóvenes y trabajadores, antimperialista y anticapitalista
El Espejo Nro 194
Última edición del 2010
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jueves, 16 de septiembre de 2010
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