Periódico de jóvenes y trabajadores, antimperialista y anticapitalista

El Espejo Nro 194

Última edición del 2010

Para debatir y opinar

Grupos de Google
Suscribirte a El Espejo de Argentina y el mundo
Correo electrónico:
Consultar este grupo

jueves, 16 de septiembre de 2010

Palabras de Hugo Chávez. El papel central de la clase trabajadora

Dirección: en el cierre del III Encuentro Sindical Nuestra América realizado en Caracas entre el 22 y el 24 de julio (El Espejo 191), el presidente Hugo Chávez dedicó parte de su intervención a explicar la experiencia de transición al socialismo de la Revolución Bolivariana y lanzó propuestas para ser encaradas por la clase obrera del Continente. El sustrato de su discurso estuvo en la afirmación del lugar de los trabajadores como fuerza rectora en la construcción de una sociedad sin explotadores ni explotados.

Buenas noches. Es viernes 23 de julio. Mañana es aniversario, ya nos recordaba Juan (Castillo), del nacimiento de Bolívar. ¡Bolívar!, ¡Artigas!, ¡San Martín!, ¡Zapata!, ¡Pancho Villa!, ¡El Che! Toda esa legión de hombres, de mujeres; ¡Manuela Sáenz!, ¡Sandino!, ¡Morazán!, ¡Gaitán! Toda, toda esa legión hoy, hoy nos reclama. Un saludo a todos, gracias por la invitación a este evento (..)
Hemos oído la lectura, clara y convincente, contundente y apasionada que ha hecho Juan del documento, del Manifiesto de Caracas. Creo que es muy necesario darle la mayor difusión ahora, en todos los sindicatos, allá en las fábricas, allá en las universidades, allá en los campos, allá en los cuarteles, allá en todas partes; por los medios de comunicación, en todas partes (..) editar folletos, leerlos, analizarlos, es un documento extraordinario que recoge, primero la coyuntura por la que atraviesa el mundo, la situación internacional, la situación en este continente, en Europa; la crisis mundial del capitalismo, y bueno, y lanza unos lineamientos estratégicos de ofensiva, de la ofensiva clasista, la ofensiva obrerista, la ofensiva de los pueblos (..)
El socialismo no se decreta ni ocurre de un día para otro, porque un hotel o una fábrica cambien de dueño, se nacionalice o se recupere; no, ahí sólo comenzaría un camino largo de construcción de un nuevo modo de vida, un nuevo modo de producción, de relacionamiento, de espacio (..). Un momento, ya ustedes lo dicen en el manifiesto, lo han dicho los oradores, y ustedes seguramente lo han analizado en estos dos días que tienen aquí ya debatiendo en el encuentro sindical. Realmente, como aquella película lo dice: El imperio contraataca. Y contraataca con furia (..)
Por eso decía al comienzo, compañeros y camaradas, y compañeras, que qué oportuno este encuentro, este III Encuentro Sindical Nuestra América, en esta Caracas, en esta Venezuela, en esta parte del mundo, en esta parte del continente. ¡Qué oportuna la declaración de ustedes! (..)
Porque nosotros lo que queremos es la paz, queremos paz. Queremos paz interna en Venezuela, queremos paz en Colombia, queremos paz entre nosotros, queremos paz en el mundo. Para dedicarnos a la verdadera guerra, en la que estamos aquí, y ustedes en sus respectivos países, bueno metidos hasta el fondo, la guerra contra el atraso, contra la pobreza, contra la miseria, contra la exclusión, contra las desigualdades, contra la injusticia (Aplausos).
Claro, ambas guerras, digámoslo así, o ambos tipos de guerra, yo creo, en mi modesto criterio, que tienen una profunda relación. Me explico, me explico. El imperio yanqui creyó tener dominado el mundo, y sus ideólogos y sus instituciones, sobre todo después de la caída de la Unión Soviética, y la caída del llamado socialismo real. Recordamos esos años, finales de los 80 y comienzos de los 90. Yo recuerdo, lo recuerdo con mucha claridad, porque nosotros estábamos, después de casi 20 años, desde los 70 comenzamos nosotros a formar las primeras células del Movimiento Bolivariano en el Ejército, en la Fuerza Aérea, en la Marina venezolana, en la Guardia. Pero sobre todo en el Ejército. Y el movimiento fue conformándose, pequeñas células, pequeños grupos de jóvenes oficiales, jóvenes cadetes, jóvenes soldados, sargentos; los hijos del pueblo. Cansados de que nos utilizaran contra los trabajadores, contra el pueblo. Nosotros los hijos de Bolívar, ese gran soldado, utilizados por el Estado burgués, donde estábamos insertos; utilizados a su vez por el imperio yanqui, mientras saqueaban nuestro país, mientras se llevaban todas nuestras riquezas, comenzando por la riqueza petrolera.
Entonces recuerdo muy claramente que nosotros avanzábamos, finales de los 80, cuando en esos años es que cae la Revolución Sandinista, 1989-90 (..) Y, bueno, comienza a tambalear la Unión Soviética; el Muro de Berlín, y vino el desastre del llamado socialismo real. Sin embargo, nosotros, a pesar de aquello nos fuimos a rebelión el 4 de febrero, era 1992. Estaban como que todas las luces apagadas en el mundo, o casi todas. Una de las pocas luces encendidas era, como sigue siendo, la Cuba revolucionaria, la Cuba socialista, la Cuba de Fidel, de Martí, de Raúl, del Che, del pueblo cubano. De los trabajadores y trabajadoras de Cuba. (Aplausos). Habrá que escribir esa historia en letras de bronce, en las piedras habrá que esculpir esa historia, de la heroica...
Entonces eran esos años, eran esos años de la rendición de las izquierdas —ustedes se acuerdan—, eran los años en que muchos líderes de la izquierda, partidos, empezaron a arriar las banderas del socialismo, empezó la negación de Marx, de Engels, de Lenín, de Mariátegui; la negación no, era un error, era un camino equivocado, “ahora vamos a buscar el camino de la democracia”. Fueron aquellos días en los que Fukuyama escribió aquella tesis, o lanzó aquella tesis: “El fin de la historia”. ¡Fin de la historia! Tumbaron las estatuas de Lenin. Desaparecieron, como por obra de magia, o arte de magia, de las librerías, los libros del socialismo, o de las tesis socialistas; comenzaron a ser eliminadas las cátedras de estudio, de las tesis políticas del socialismo, el socialismo histórico, el socialismo científico; de las universidades. Se acabó la historia pues, se decía.
Y aquí en este continente, entonces se desató la oleada neoliberal y el llamado Consenso de Washington, y nacía la propuesta del Alca (..). Ahora ¿qué pasa? Veamos lo que vino ocurriendo en esos años finales de la década de los 90. Cuba se mantuvo allí firme, resistiendo, crujiendo, y nosotros avanzamos, avanzamos (..) .
Ahora, entonces comienza a cambiar la faz del mundo, comienza a aparecer otro mapa, ya no era el fin de la historia, no, más bien era como el retorno de la historia, y el socialismo que se creía ya enterrado comienza a aparecer de nuevo en el horizonte, y despiertan de nuevo movimientos sindicales, movimientos de trabajadores como ustedes, movimientos campesinos, movimientos sociales, movimiento indígena, los pueblos indígenas, con la gran revolución de Bolivia toman la vanguardia, y en muchas otras partes del mundo (..)
Por eso decía en estas circunstancias, qué bueno Juan, Nicolás, compañeros de esta reunión, estas conclusiones que debemos leerlas, debemos asumirlas, asimilarlas. Es imprescindible seguir ese llamado que nos hacía Eusse ¿no? Parafraseando a Carlos Marx y a Federico Engels, trabajadores del mundo uníos, la clase obrera. La clase obrera tiene que asumir un papel protagónico en esta batalla...
Público: ¡La clase obrera unida jamás será vencida!
Aquí en Venezuela la clase obrera ha venido asumiendo posiciones cada vez más firmes, más sólidas, saliendo de aquella degeneración de un viejo sindicalismo corrompido, que todavía nos hace daño, e incluso en nuestras propias filas; pero bueno, es parte de la transición, ya lo decía don Carlos Marx, la sociedad nueva nace contaminada de la vieja, cómo tú vas a crear algo de la nada, es imposible, es una ley genética incluso, la genética (..)
Ahora, tú hablabas de que estamos recuperando empresas. Sí, y estamos legislando, discutiendo y entregándoles fábricas, desde pequeñas plantas procesadoras de alimento, por ejemplo, por allá en una montaña de los Andes venezolanos por ejemplo, hasta grandes complejos siderúrgicos como Sidor, grandes complejos industriales como las empresas del aluminio, se las hemos entregado a control obrero, gerencia obrera, planificación obrera, las empresas eléctricas, hoteles... (Aplausos).
Estamos haciendo ensayo de la propiedad social, que no tiene por qué ser necesariamente propiedad estatal, una cosa es la propiedad estatal, el capitalismo de Estado, o el socialismo disfrazado de un modelo extremamente estatista, que más bien terminó en la Unión Soviética también persiguiendo a los trabajadores, terminó desconociendo los derechos de los trabajadores (..)
En fin, control obrero, aquí estamos y seguiremos avanzando, asumiendo los retos, la clase obrera que no puede estar, ni debe estar subordinada a gobierno alguno; la clase obrera debe tener sus propios lineamientos, su independencia de acción, de crítica al gobierno, a su propio gobierno, un gobierno que cada día debe ser más obrerista, más obrero, más comprometido y más conformado por obreros, por trabajadores, por trabajadoras. Ahora, asumimos el reto en conjunto, lo discutimos, lo hablamos, mesas de trabajo, intensas jornadas.
Mira, María Cristina Iglesia, ella es una muchacha, pero cómo ha madurado en estos años ¿no? Ella se ha metido a fondo, trabajadora como es allá en Guayana, por ejemplo, con el Plan Guayana Socialista, mesas de trabajo ahora con el sector eléctrico. Sí, le hemos dado a los trabajadores la libertad, y yo siempre le digo a mis ministros, yo confío plenamente en el buen juicio de los trabajadores, que escojan ellos, como han estado escogiendo, los gerentes, los administradores, y no que los nombre el gobierno desde Caracas, desde cúpulas políticas partidistas. No. Y yo tengo fe María Cristina en que la experiencia va a ser (ya está siendo) muy aleccionadora, muy aleccionadora. Yo he firmado, he aprobado cientos de millones de dólares que no se los transfiero en este caso ya a ningún Ministerio, no, van directo a la fábrica, y eso lo están manejando los trabajadores, y ellos son los que contratan obras, los que controlan la ejecución de las obras, del mantenimiento, la producción....(Aplausos).
Y poco a poco deben ir asumiendo más responsabilidad, incluso a la hora de decidir dónde colocar la producción, y cómo colocar la producción (..) En este momento estamos evaluando ¿cuántos proyectos son? Recuérdame Nicolás, 140 proyectos, fábricas, unas son mixtas, otras son lo que llamamos morochas, gemelas, otras son complementarias; otras son grannacionales, del Alba (..)
Público: ¡Nunca, nunca, nunca, no dejes de luchar por un gobierno obrero, obrero popular! (..)
Ahora, esa experiencia, esa modesta experiencia, esos avances nosotros, Nicolás, compañeros, trabajadores, creo que debemos ponerla a la orden de los trabajadores del mundo, de las organizaciones sindicales de este Continente, y de muchas otras partes del mundo. Para cruzar experiencias.
A mí me encantaría que vinieran delegados de movimientos obreros de cualquier parte del mundo a hacer una especie de pasantía, por ejemplo, en fábricas recuperadas por el Estado y los trabajadores venezolanos, para mirar la experiencia, para alimentarnos mutuamente (Aplausos) (..)
Entonces Nicolás, a mí se me ocurre, María Cristina, compañero, Juan, que pudiéramos ir haciendo como un primer mapa de posibilidades para que ustedes comiencen a crear empresas complementarias en manos obreras, desde Argentina, pasando por Uruguay, Brasil, Venezuela, Colombia, Cen-troamérica, Cuba, Norteamérica, yo creo que eso es posible, y creo que es una forma de ofensiva ideológica, política y de resultados con-cretos, demostrar resultados, de-mostrar de lo que son capaces los trabajadores liberados...(Aplausos) Y no subyugados por un patrono, por la explotación capitalista que los condena a ser como una especie de esclavos (..)
Bueno, camaradas, compañeros, en verdad que no quiero, yo les dejo esta idea que es muy difusa, ustedes que son sabios pudieran trabajarla, yo estoy a la orden, nosotros estamos a la orden, no sólo el gobierno, estoy seguro que la Unión Nacional de Trabajadores de Venezuela está a la orden para trabajar proyectos, emprendimiento de propiedad obrera, y que tengan ramificaciones en distintos países y que nos sirvan además para decirle a los pueblos, miren, vengan para que vean esto, porque yo estoy seguro que una producción en manos de los trabajadores, como aquí ya lo estamos demostrando, genera, primero no mercancía, sino bienes y productos para satisfacer necesidades, en función de las verdaderas necesidades del pueblo, de las comunidades (..)
Nosotros estamos trayendo, por ejemplo, una ropa de Bolivia, de mucha calidad, producida por pequeños emprendedores, cooperativas, que nos pidió cooperación Evo, porque Estados Unidos les cerró allá el mercado, que compraban algo, se quedaron sin el mercado en Estados Unidos, bueno, como represalia por las posiciones firmes de Evo y del gobierno y la Revolución Boliviana; y entonces estamos trayendo para acá, ahora sin intermediario la estamos colocando a precios pero bajísimos (..)
O el caso de la planta de bebida achocolatada de soya; o las plantas de procesamiento de cacao aquí en Barlovento, que está lista ya la segunda para inaugurarla, en manos de los trabajadores.
O la planta de procesamiento de plátano aquí también Barlovento (..), como decía Carlos Marx, son los trabajadores asociados; los trabajadores del sector primario asociados con los trabajadores del sector secundario, y ahora estamos avanzando al sector terciario: el comercio. Hemos creado la Corporación de Comercio Socialista, y esas redes van creciendo en los barrios...(Aplausos) (..)
En el Ejército hay ejemplos que siempre pongo, yo era comandante de un batallón de paracaidistas, y allí estaban las tropas, los oficiales, y estaban los paracaídas, los fusiles; esos fusiles son propiedad de todo el pueblo, ahora bajo control de los profesionales, los trabajadores profesionales y la tropa que estaba ahí pues. Así más o menos es una fábrica socialista, está bajo control obrero, pero la propiedad es de todo el pueblo, y el gobierno orienta, facilita, apoya, le da la mano cuando hace falta (Aplausos).
Por ejemplo ahora, mira, con la crisis eléctrica que tuvimos a finales del año pasado, y hasta mitad de este año, una sequía que aquí no se había presentado en 100 años, el fenómeno “El Niño” los cambios climáticos, estuvimos a punto de un colapso eléctrico, porque todavía Venezuela depende mucho del sistema hidroeléctrico, sobre todo de una sola represa, un desequilibrio que estamos solucionándolo, pero eso es lento, creando estructuras ter-moeléctricas, generación distribuida. Cuba nos ha ayudado mucho en eso. Ahora, los embalses bajaron, entonces nos vimos obligados al racionamiento, pero comenzamos dando el ejemplo, primero el Estado, el Gobierno, y yo le dije a los trabajadores de Guayana, mire compadre, vamos a apagar media Sidor, la Siderúrgica que traga mucha energía, las del aluminio, apagamos la mitad, y ahora es que hemos comenzado otra vez a remontar la producción. ¡Ahhh! Pero nosotros no despedimos un solo trabajador, el gobierno asume los costos, y subsidia a la fábrica pues... (Aplausos).
Cuando hay dificultades entonces viene el gobierno en apoyo. ¡Ahhh! Que eso es botar el dinero, dice la oposición. No, eso no es botar el dinero. Botar el dinero es cuando estaba privatizado, explotaban a los trabajadores, les pagaban una miseria, tenían a más de la mitad tercerizados, dos tercios, y además toda la ganancia se la llevaban del país los grandes capitalistas, eso sí era botar el dinero a costa de la miseria de los trabajadores; ahora está la fábrica bajo control de los trabajadores, y yo estoy pero segurito, segurito, segurito que la van a sacar adelante los trabajadores y las trabajadoras apoyada por el gobierno revolucionario y apoyados por el pueblo (Aplausos).
Muchas gracias por invitarme. Con esta reunión se clausura el Tercer Encuentro Sindical de Nuestra América. Nos vemos en Managua el 2011. ¡Patria o muerte!
¡Venceremos!

Caracas, 23 de julio de 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario