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miércoles, 15 de julio de 2009

Faros cuando la tormenta azota

Manotazos: no alcanzaron las maniobras: el oficialismo perdió la mayoría en el Congreso. Con el mayor nivel de ausentismo desde 1983, el 71,5% del padrón que sufragó dejó por delante un panorama complejo. Si bien para muchos la lectura fue el imperioso avance de la derecha, los datos también permiten vislumbrar perspectivas en la construcción real de una nueva fuerza superadora.

La derrota de Néstor Kirchner en las elecciones legislativas fue fulminante. Todavía más de lo esperado: el gobierno perdió el control del Senado por una banca y quedó a más de 30 escaños del quórum propio en Diputados. Más grave aún, perdió el apoyo en provincias claves, incluso, en la propia, Santa Cruz. El dato más fuerte, sin embargo, fue la derrota del oficialismo en la provincia de Buenos Aires, único bastión de su esperanza y territorio que concentra cerca del 40% del padrón electoral. En Córdoba quedaron en el cuarto lugar y fueron relegados al tercero en Santa Fe (donde obtuvieron menos del 10%). En Mendoza, Cobos triunfó por 25 puntos frente al candidato oficial, en Entre Ríos el conflicto rural dejó al PJ segundo y la serie de derrotas se repite en otras provincias ya a esta altura de público conocimiento.

El triunfo de Francisco De Narváez resultó de su posibilidad de capitalizar el voto en contra del gobierno. El voto en blanco representó sólo el 3,1%, muy por debajo del 9,8% registrado en 2007. Los resultados de estas elecciones dejaron entrever la ruptura de la falsa dicotomía planteada por Néstor Kirchner en su campaña: “nosotros o el caos”. Miles de personas decidieron poner su voto hacia un nuevo rumbo. El segundo lugar de Fernando Solanas con el 24,2% de los votos en Capital Federal (segundo distrito electoral más importante de la nación) es la punta del témpano de un nuevo panorama que presenta una izquierda en busca de respuesta a la crisis general del los partidos políticos tradicionales. No es un dato menor, al mismo tiempo, que el apoyo a la derecha de Macri en la Capital cayera del 46% al 31%: perdió más de 300.000 votos. Proyecto Sur presentó además candidatos propios en las provincias de Santa Fe, Chaco, Río Negro, Chubut y Tierra del Fuego, donde sumó otros 100.000 votos. Haberlo conseguido sin aparato ni medios, en el marco de unas elecciones adelantadas que no dejaron margen para fortalecer la estrategia, redoblan las características de un triunfo electoral de la izquierda en años. La votación obtenida en Buenos Aires por la lista Nuevo Encuentro, encabezada por el intendente de Morón en licencia Martín Sabbatella es parte del mismo fenómeno. La agrupación obtuvo cerca del 6% de los sufragios, más de 400.000 votos, lo que le valió dos diputados nacionales en la Cámara de Diputados. La lista consiguió el 75% de sus votos en el Conurbano bonaerense, principal concentración proletaria de la provincia y del país. El triunfo de Luis Juez con el 30,6% en Córdoba, apoyado por agrupamientos y cuadros antimperialistas y anticapitalistas, es otra señal de una tendencia general que busca respuestas a izquierda, como en otro cuadro ocurrió también en Santa Fe. Por su parte, el Acuerdo Cívico y Social (ACyS), la disímil alianza entre la UCR y la Coalición Cívica y otras fuerzas menores sacó en todo el país, el 23,55% del total, con triunfos en provincias claves como Mendoza y Entre Ríos. En cuanto a la izquierda tradicional, que se presentó fragmentadamente, consiguió en conjunto 1,6% en todo el país. Por mucho Perdimos “por poquito”, fue lo que se le ocurrió a Néstor Kirchner para explicar los hechos. Cristina Fernández agregó: “pero ganamos en Calafate”. Lo cierto es que no perdieron por poco. En áreas de concentración proletaria, donde se especulaba que el voto que el grueso de los trabajadores podría salvar a Kirchner para defenderse de la ultra derecha, la abstención fue contundente. En Campana, por ejemplo, sólo votó el 77% del padrón, con un 6.22% de votos en blanco. El triunfo se lo llevó De Narváez. En Zárate no hubo mucha distancia: votó el 73, 64% y se registró casi un 5% de votos en blanco. Allí, la victoria del FPV fue por una diferencia de menos de 100 votos frente al PRO que le pisó los talones. Por poner otro ejemplo, en Ensenada hubo un 5,61% de votos en blanco, y se contó con el 75, 30% del padrón. Números semejantes se repiten en otros distritos de la provincia. En la provincia de Santa Fe la participación fue todavía menor: sólo sufragó el 73,91% del padrón y hubo casi un 4% de votos en blanco. Allí el Frente Progresista Cívico y Social (del gobernador Hermes Binner) le ganó por poco más de 100 votos a Santa Fe Federal Carlos Reuteman. El Frente para la Victoria quedó lejos en el tercer lugar, con un 9.56% de los votos. El eco fue igual en territorios como Villa Constitución, bastión histórico del movimiento obrero: asistió el 77. 82% del padrón con un 4.60% de votos en blanco. Los resultados finales fueron los mismos que a nivel provincial.
El porcentaje más alto de concurrencia se registró en La Rioja, con el 77,1%, mientras que el más bajo se produjo en Santiago del Estero con el 55,9%. El porcentaje más elevado de voto en blanco se registró en la provincia de San Luis, con el 6,4% de los sufragios, en tanto que el más bajo se produjo en Salta, con el 1%. Lo cierto es que siete de cada diez argentinos le dijeron no al matrimonio gobernante.

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