Periódico de jóvenes y trabajadores, antimperialista y anticapitalista

El Espejo Nro 194

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viernes, 21 de mayo de 2010

Los trabajadores en el escenario político actual

Por Fabio Basteiro

Resulta necesario cuestionar la idea de que existen diversos espacios o arenas políticas disociadas completamente entre sí. La lucha política, la discusión y la defensa de nuestros intereses como clase, es una disputa que tenemos que dar en todos los ámbitos existentes. Como trabajadores tenemos que estar en la calle, encontrarnos con los/as compañeros/as, porque creemos que el sistema capitalista, el cual desarrolló la desigualdad social vigente, es un elemento central en la causa que debemos abordar.

Nosotros creemos en la construcción de una sociedad más justa, más libre, más inteligente, no venimos a maquillar un sistema; el sistema capitalista no es compatible con los intereses de nuestra clase. Sin embargo, vemos positivamente que avancemos en la conquista de derechos laborales, sociales y culturales, y esta es una disputa que debemos dar en todos los ámbitos posibles. En este sentido, nuestra reciente participación electoral es relevante para influir en la agenda legislativa con los conflictos que atraviesa la clase trabajadora y avanzar en su resolución. No se trata sólo de que uno de nosotros como trabajador ocupe una banca. Se trata de introducir un discurso y una práctica que involucre al conflicto para traducirlo en iniciativas parlamentarias. Esto no depende exclusivamente de ganar una elección, depende de la capacidad que tengamos de capitalizar nuestra propuesta, en cada escuela, en cada universidad, en cada sindicato, en cada lugar de trabajo donde podamos discutir la política, no solo votando cada 2 años, sino fundamentalmente construyendo una agenda política necesaria, las prioridades que surgen de ella y las metodologías de construcción. En este sentido, lo más importante que podemos hacer es seguir apostando a una central autónoma, clasista y antiimperialista, que ponga la agenda política de los trabajadores en la agenda nacional y de la Ciudad, para no terminar naturalizando la pobreza de nuestra clase en función de los intereses de los patrones o de los partidos del propio gobierno. La autonomía la entendemos como ámbito de debate y organización de la clase en función de la agenda y metodología de construcción, y esto es lo que le cuesta entender no sólo a los partidos políticos, no sólo a los gobiernos, sino también a los patrones que en muchos casos terminan siendo aliados. Si se observa que en Argentina hay cuerpos de delegados en apenas el 12,7% de los establecimientos de la actividad privada, resulta evidente por qué la actividad sindical es obturada con la política que el gobierno lleva adelante hacia la CTA. Nosotros apostamos a la unidad. La unidad no es un candidato u otro, implica una discusión donde el respeto por las posiciones tiene que tener igual tratamiento para que haya compatibilización con los criterios políticos estratégicos. La CTA no fue parida para ser un foro de debate donde discutir la posición del gobierno. La CTA tiene un criterio de autonomía que exige salir a la calle a pelear por nuestros derechos y reivindicar los valores de democracia y libertad sindical. En la actual coyuntura, cuando se crece económicamente a tasas del primer mundo, es difícil entender que los pibes siguen siendo los más perjudicados con la pobreza, o que más del 75% de los jubilados están bajo la línea de pobreza. Si este es el modelo económico que hay que sostener, yo digo que no estoy de acuerdo. Si esto es lo que tenemos que aceptar y naturalizar, decimos que no estamos de acuerdo y cuando decimos que el sistema capitalista no nos da respuesta es porque queremos construir una sociedad mejor, no a partir de una referencia o de un partido, sino desde la capacidad de unificar en un mismo ámbito los debates como clase trabajadora para generar la agenda política necesaria, las prioridades que surjan de ella y los métodos de construcción. Porque para nosotros la cuestión del método es tan importante como el objetivo, y para ello, necesitamos primero democratizar nuestras fuerzas y que la sociedad se involucre participativamente definiendo cuáles son las prioridades.

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