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El Espejo Nro 194

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miércoles, 20 de octubre de 2010

Al Sr. Obispo Jorge Casaretto: En defensa de los derechos

Este Obispo no es un Obispo cualquiera. No solo por presidir hoy la importantísima Comisión Episcopal de Pastoral Social. Antes tuvo a cargo la de Cáritas. Son comisiones “sensibles” del compromiso cristiano, lugares que tienen que ver con la vida, la dignidad, la justicia, la economía, la política; son “estratégicas” para el Episcopado. En estos días, se da el lujo de decir que “la Iglesia pasa por un momento de prueba”, al advertir que “convicciones profundas como el amor por la vida, por toda la vida ya concebida, por el matrimonio y la familia, son puestas en ridículo como si fueran concepciones retrógradas” (cfr. 23 Set. 10, AICA). Cuando la Iglesia latinoamericana y la argentina en particular, era perseguida, torturada y asesinada, el Obispo Jorge Casaretto no hablaba de una Iglesia “probada”. ¿Esta es “la prueba” de la Iglesia, tener que debatir con posiciones distintas sobre estos temas? ¿Son los otros los que ponen en ridículo a las posiciones eclesiales o es este Episcopado el ridículo?

Pero hay más. Estuvo en Río Cuarto, importante ciudad del sur cordobés en el encuentro “Repensando la Política”, que reunió a unos 500 dirigentes políticos, sociales, sindicales y eclesiales. Repitiendo un discurso que no dice nada, por lo desencarnado, desideologizado y, en todo caso, sumándose al coro opositor por derecha con el latiguillo de "hay que evitar personalismos que llevan a la fragmentación y reemplazar el estilo de confrontación permanente por el espíritu de fraternidad". La foto y la participación del diputado Oscar Aguad (UCR) y Graciela Caamaño (Peronismo Federal) y la senadora Hilda González de Duhalde (Peronismo Federal), lo dicen todo.
Pero hay mayores hipocresías. Se está debatiendo la participación obrera en las ganancias de las empresas. Un tema sensible que directamente tiene que ver con aquellos valores que Casaretto parece querer defender: la vida, el matrimonio y la familia. Claro, se trata de la vida y la familia de los obreros. Es un dato común de la tradición, en el pensamiento social de la Iglesia, afirmar, no solo el derecho a participar en las “ganancias” de las empresas si no, inclusive, en su copropiedad. Veamos: son “…numerosas propuestas hechas por expertos en la doctrina social católica y también por el Supremo Magisterio de la Iglesia. Son propuestas que se refieren a la copropiedad de los medios de trabajo, a la participación de los trabajadores en la gestión y/o en los beneficios de la empresa…” Cfr. Juan Pablo II Laborem Exercens, 14 de septiembre de 1981. Esta constante, si es que el articulado de la Constitución Nacional no fuera suficiente, debiera mover, al Obispo Casaretto y a toda la tropa episcopal, a organizar misas, marchas, ayunos, oraciones, súplicas, concentraciones, movilizaciones… tal como lo hicieron frente a la Ley de Matrimonio Igualitario. Estamos esperando.

Desde Córdoba, Nicolás Alessio

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