Monumento a la mujer originaria

Memoria: el sábado 25 de septiembre se realizaron varios recitales al aire libre en la esquina de Perú y la avenida Julio A. Roca (Diagonal Sur)de la Ciudad de Buenos Aires, con el objetivo de juntar llaves donadas por los asistentes y con el bronce derretido de las mismas, realizar el monumento a la Mujer Originaria, para luego intentar ubicarlo en la intersección de esas calles, donde actualmente está emplazado el del general Julio Roca, estandarte de la matanza de los pueblos originarios en nuestro país.

Alrededor de mil personas asistieron durante toda la tarde para disfrutar de los distintos artistas, mientras el sol primaveral brillaba imponente en el cielo.
El tema “la Mujer Originaria”, compuesto especialmente para la ocasión, fue interpretado por la mayoría de los artistas con su particular impronta, cada vez que subían al escenario.
La monumental obra propuesta por Osvaldo Bayer y el artista plástico Andrés Zerneri,
tendrá diez metros de altura y será una obra colectiva con la participación de todos, ya que la idea es realizarla con bronce de llaves
viejas y pequeños objetos de ese material, aportados por la gente.

Antecedentes

Tras la masiva campaña de recolección de llaves que hizo realidad el primer monumento
de bronce a Ernesto Che Guevara en Argentina, inaugurado el 14 de junio de 2008 en la ciudad de Rosario, “nos proponemos un desafío mayor en términos cuantitativos,
bajo la misma estructura organizativa y apelando a la solidaridad de una gran cantidad de personas de todo el país y el exterior. La
fuerte mención a la vida que representa la figura es el concepto central. La resistencia indígena y su renacer en todas las naciones hermanas estarán reflejados en la Wiphala, enarbolada orgullosamente en sus brazos” sentenció emocionado Zerneri.
La comisión organizadora expone claramente su idea de transformación social
mediante un hecho artístico: “vemos el arte colectivo como un generador de actos simbólicos que inspiran cambios de conciencia necesarios para consolidar modificaciones a nivel social. Es importante que la misma ciudadanía se reapropie de lo público y de nuestra historia, asumiendo un rol participativo y protagónico”.
La idea es terminarla pronto, ya que en el marco de los festejos del bicentenario de la Nación, los pueblos originarios tienen más de 500 años habitando nuestro suelo y
merecen ser reconocidos como los primeros habitantes. “Creemos necesario que se haga un reconocimiento, en un acto que signe con firmeza un cambio de actitud respecto a nuestra identidad como país, a quiénes somos, ligando la reafirmación de
los derechos humanos con la construcción de un espacio, con lo que nace, con la vida,
con la memoria y con la fuerza de lo que se crea colectivamente”.

Cambio de paradigma

Una sensación imperante entre los asistentes fue la de que años atrás este acto tan contundente no se podría haber realizado, y menos aún pensar en la posibilidad
de cambiar un monumento en honor a un polémico personaje como Roca, a tal punto que su rostro y la tristemente célebre “campaña del desierto” figura en los billetes
de 100 pesos argentinos. Para finalizar, los organizadores explican
las condiciones necesarias para lograr el objetivo que se propone esta obra: “contemplamos donar la proyectada escultura a la Ciudad de Buenos Aires, con la condición que sea emplazada en reemplazo de la figura
ecuestre del general Roca, responsable del asesinato de cientos de miles de originarios en la Patagonia. Si por diversos motivos insalvables, no fuese posible emplazarla en ese lugar y ésta fuera destinada a otro sitio público, la consideraríamos una obra inconclusa y bregaremos junto a las fuerzas populares por trasladarla cuando la coyuntura política y las herramientas legislativas,
así lo permitan”.

Desde Buenos Aires, Matías Tisocco