Integración: en Montevideo, en el pasado mes de mayo, la Escuela Latinoamericana de Autogestión del Hábitat (Elah), reunió a representantes de Brasil, Chile, Argentina, Venezuela y Uruguay.
Las organizaciones del hábitat de nuestro continente se han aglutinado a través de los años en la Secretaria Latinoamericana de Vivienda Popular (Selvip), lugar de encuentro donde ponemos en práctica la integración latinoamericana, enriqueciéndonos de experiencias que, si bien son de distintos países y por lo tanto de realidades particulares, todas son atravesadas por el mismo sistema político y económico, que genera exclusión e incumplimiento de derechos tan básicos como la vivienda.
En mayo pasado se desarrolló en Montevideo y Mercedes, Uruguay, el 2° módulo de la Elah. Esta escuela intenta compartir las distintas experiencias en la construcción cotidiana de cada organización y tiene como objetivo la formación de formadores, para replicar luego en cada territorio lo trabajado en estos encuentros.
Hacia el horizonte socialista
Los participantes pusimos en común nuestras visiones sobre qué perspectiva de construcción transformadora y latinoamericana debemos encarar, y, al igual que Selvip, tomamos como propia la propuesta de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (Alba).
El impulso de políticas autogestionarias y transformadoras de nuestras organizaciones, tanto a nivel territorial, de cada país, y como una sola y única Patria Grande es clave, porque son estas fuerzas las que pudieron, pueden y podrán encaminar el rumbo hacia la igualdad de derechos, hacia la igualdad de oportunidades, hacia un horizonte donde todos tengamos lo que nos merecemos, un hábitat donde lo que prime sea lo social.
Brasil, vivienda social, ¿para quién?
En Brasil, se está llevando adelante desde el Estado el programa “Mi casa, Mi vida”, que tiene como objetivo fabricar un millón de viviendas, y que en principio genera casi un millón de puestos de trabajo. Surge en 2009, cuando, una vez más, emerge una nueva crisis del sistema económico mundial. Efectivamente genera trabajo, pero se construye sólo a través de empresas particulares. También cabe mencionar que para los sectores de ingresos más bajos, las viviendas son de tan solo 32 m2.
Chile: cómo sobreponerse a un terremoto
La cruda realidad chilena, en la que miles de familias se desenvuelven; no sólo para superar la imposibilidad de acceso a la vivienda, se agravó considerablemente, luego del terremoto que azotó parte del país al sur de Santiago en el mes de febrero, y que generó tsunamis que barrieron 900 casas en un solo pueblo. Existe falta de decisión por parte del Estado chileno para resolver el problema, agudizado desde la llegada al gobierno de la coalición de derecha que llevó a la presidencia a Sebastián Piñera.
Uruguay: profundización de las políticas
El nuevo gobierno tiene entre sus prioridades resolver el déficit habitacional, y parece encaminado a cumplir su trabajo. Un signo importante, ha sido la visita del presidente José “Pepe” Mujica, en la sede central de Fucvam en su cuarenta aniversario. Actualmente las viviendas se construyen mucho más rápido.
Venezuela: allí tienen otros problemas
Las organizaciones se encuentran en su territorio con victorias conseguidas que permiten avanzar cada vez más hacia lo sociedad que queremos. Otro ejemplo que diferencia nuestras realidades es que allí se sostiene: “…el suelo es nuestro y es un derecho poseerlo”, por lo que tener que pagar por él, endeudándose, es inaceptable.
Argentina: el cambio depende también de nuestras manos
El Movimiento de Ocupantes e Inquilinos (MOI), está impulsando una nueva ley de producción autogestionaria en la Ciudad de Buenos Aires y fomentando planes piloto autogestionarios en diferentes provincias, entendiendo que solos no se puede. Es por eso que estos desafíos son encarados también desde la CTA, lugar de encuentro con organizaciones, donde entendemos que también al ALBA se lo fortalece trabajando juntos desde nuestro territorio.
Por Germán Sartori
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