Con una abstención que alcanzó el 60% y 3,4% de votos en blanco, el delfín de Uribe, Juan Manuel Santos, ganó las elecciones presidenciales en Colombia. Este resultado reafirma la posición de privilegio de Estados Unidos para monitorear a los países de América Latina, sobre todo los alineados al Alba (Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América).
El nuevo presidente, que asumirá el 7 de agosto, dedicó un breve momento de su discurso para afirmar que su gobierno será un aliado de América Latina y que la diplomacia y el respeto serán el eje de las relaciones, a lo que añadió: “aspiro a trabajar de la mano con los países vecinos para desarrollar una agenda conjunta de cooperación e integración en todos los frentes. En las relaciones conflictivas hay dos alternativas: mirar con amargura hacia el pasado o abrir nuevos caminos de cooperación hacia el futuro. Los invito a abrir caminos por el bien de los pueblos”. A pesar de estas declaraciones los países vecinos, principalmente Venezuela y Ecuador, deberán estar atentos a los movimientos de quien supo obedecer incondicionalmente al imperio, de la mano de su antecesor Álvaro Uribe.
Periódico de jóvenes y trabajadores, antimperialista y anticapitalista
El Espejo Nro 194
Última edición del 2010
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viernes, 23 de julio de 2010
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