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viernes, 23 de julio de 2010

Saramago: los ideales hechos palabras

Homenaje: debido a una leucemia crónica, que padecía desde hace tiempo, el pasado 18 de junio falleció, a los 87 años en su residencia de Las Palmas, el escritor y periodista José Saramago, uno de los escritores contemporáneos de mayor renombre e influencia de los últimos tiempos. Sin embargo, gracias a su obra, las ideas y pasiones de este intelectual portugués perdurarán para siempre en las páginas de sus libros.

El niño originalmente iba a llamarse José de Sousa, como su padre. Sin embargo, por negligencia del empleado del registro civil, el apellido que apareció en su documento fue Saramago, en referencia al apodo que tenía la familia. Desde que nació, el pequeño José estaba destinado a ser diferente, signado por el destino, elegido entre pocos para perdurar de alguna forma. En su caso fue mediante la escritura y las palabras, fieles aliadas de las ideas.
Según cuentan, el origen humilde de la familia de Saramago, campesinos sin tierra y de escasos recursos, marcó a José, lo que explicaría su pensamiento político. A los 12 años entró a una escuela técnica, donde se dictaban también materias humanísticas, y allí se encontró con los clásicos, textos que recordó hasta sus últimos días. Quizás estas lecturas tempranas también fueron determinantes en su posterior pensamiento y accionar.
No pudo terminar sus estudios y debió empezar a trabajar en una herrería mecánica durante más de dos años. Luego lo hace como administrativo en la Seguridad Social. En aquellos tiempos, empieza a escribir su primera novela “Terra do pecado”, que se publicó sin éxito en 1947. Después de esto, estuvo 20 años sin publicar nada, pues como él mismo aclaró “sencillamente no tenía algo que decir y cuando no se tiene algo que decir, lo mejor es callar”
Mientras trabaja en una compañía de seguros, colabora como periodista en Diario de Noticias, periódico de alcance nacional, pero por razones políticas pronto es expulsado. También colaboró como crítico literario de la revista Seara Nova. Recién desde 1976 pude dedicarse a su trabajo literario sin tener que trabajar en otro oficio. Por aquellos años, formó parte de la primera dirección de la Asociación Portuguesa de Escritores. Consigue trabajo en una editorial en la cual trabaja durante doce años. En su tiempo libre traduce varias obras: Maupassant, Tolstoi, Baudelaire, entre otros.

Militancia

En 1969 se afilió al Partido Comunista Portugués, por entonces clandestino, ya que regía la dictadura de António de Oliveira Salazar, quién gobernó Portugal desde 1932 hasta 1968. Como muchos en distintos países con dictaduras militares, sufrió la censura y la persecución por parte del gobierno.
Deja su trabajo en la editorial y se dedica a trabajar escribiendo artículos y novelas. En 1974 se suma a la “Revolución de los Claveles”, nombre dado al levantamiento militar del 25 de abril de ese año que provocó la caída de la dictadura salazarista.

Consagración literaria

“El Evangelio según Jesucristo”, novela editada en 1991, lo lanza a la fama mundial debido a una gran polémica suscitada en Portugal, cuando el gobierno prohíbe su presentación al Premio Literario Europeo de ese año, alegando que “ofende a los católicos”. Como protesta, Saramago abandona su país y se instala en la isla de Lanzarote (Canarias). En 1995 publica una de sus novelas más conocidas, “Ensayo sobre la ceguera”, por la cual recibe tres años después, el Premio Nobel de Literatura, consagrándolo como el único escritor portugués en recibir este reconocimiento.

Desde Buenos Aires, Matías Tisocco

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