Periódico de jóvenes y trabajadores, antimperialista y anticapitalista

El Espejo Nro 194

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martes, 14 de julio de 2009

Hacia una construcción con horizonte socialista

Por Néstor Jeifetz

Una primera impresión es que estamos transitando un escenario de potenciales polarizaciones y consecuentemente de indispensable asunción de responsabilidades en la construcción de procesos populares ciertos, cotidianamente claros, direccionados hacia la transformación estructural de nuestra sociedad.
Por una parte, una visible derechización de las representatividades políticas -visualizada ya desde antes de la circunstancia electoral- expresada en el triunfo de Narváez en Provincia de Buenos Aires; derechización potenciada tanto por el proceso de debilitamiento del kirchnerismo, como también por la intrascendencia y dañina práctica del “progresismo” nacional y latinoamericano.
Por otra parte, frente a éste escenario, los resultados de Capital Federal nítidamente y los de Provincia todavía mas embrionariamente, están marcando que la consigna “Ahora Es Cuando”, de convocatoria a construir la Constituyente Social como camino y parte del estratégico Movimiento Político, Social y Cultural de Liberación mandatado por los Congresos de la CTA – no claramente por el último - está expresando la otra polaridad del actual escenario nacional.
En tanto construcción de escenario de polarización, el único modo de enfrentar a la derecha fachistoide y obsecuente con los intereses multinacionales, así como de superar las gobernabilidades y disfraces del kirchnerismo y del progresismo, es la imprescindible construcción amplia y profunda de la herramienta política de nuestro pueblo, de carácter antiimperialista y anticapitalista hacia un horizonte socialista.


Esta es una etapa en que la recuperación de la historia, la recuperación de las historias – de las grandes historias de liberación de la humanidad hasta las historias cuasi vecinales, las mas cercanas temporal y físicamente – se transforma, entiendo, en uno de los ejes de ésta etapa. Recuperar la historia es capacidad de recuperar integraciones; es posibilidad de salir de los autismos estructuralmente funcionales a la lógica dominante; implica darnos la posibilidad de tomar contacto, conocer, socializar y capitalizar prácticas y conocimientos transitados por nuestro pueblo. Y significa simultáneamente recuperar una lógica del pensar, una lógica de generar conocimiento: no la inmediatista e infantilmente autocéntrica; sino la de mayor perspectiva y la de construcción dinámica. Y desde luego significa rechazar, casi repudiar, la utilización de la historia como un fósil inofensivo y emplaquetado: nuestros amados muertos murieron viviendo; y vivieron con el sueño de parir una nueva sociedad, la sociedad socialista; y el único modo de tener derecho a su recuerdo, es recuperar tal sentido de sus vidas.
Este aspecto sumado a otro tres: la construcción cultural; la dialéctica relacional entre organizaciones sociales y Estado y la construcción de la herramienta política, constituyen 4 miradas hacia el adentro del movimiento popular y sus organizaciones; mirada que es central, dado que es el capital cuya construcción depende esencialmente de nosotros; de un nosotros humilde, generoso y profundo. Pensamos que la valoración estratégica de ésta mirada, es contracultural respecto a la muchas veces dominante “tirar la pelota afuera” que nos suele atravesar, tirada de pelota que aunque se verbalizada con las más profundas y virulentas caracterizaciones de nuestros enemigos en función de una perspectiva revolucionaria, carece esencialmente de fuerza para enfrentar y destruir a nuestros enemigos: el imperialismo y la sociedad capitalista desde la construcción de un horizonte socialista, horizonte lejano que para acercarlo y hacerlo conciente y afectivamente nuestro y posible, requiere imprescindiblemente de existencia cierta, palpable, verificable, en la cotidianidad.

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miércoles, 24 de junio de 2009

En el cuarto oscuro mirar al horizonte

La mitad de los y las jóvenes electores dudan qué hacer el 28, frente al degradado espectáculo de esta democracia mentirosa

Incluso si gana en la provincia de Buenos Aires, el gobierno quedará debilitado al extremo. Si venciera la oposición peronista, no podrá siquiera recomponer el disgregado aparato del PJ. Ambos resultados son posibles, pero al cabo carecen de relevancia. Las clases dominantes no tienen más estructuras partidarias válidas para gobernar establemente.

El 29 se inaugura entonces una crisis política. Imposible prever la forma que adoptará. Pero es seguro que se combinará con la onda expansiva del colapso capitalista mundial. Al depositar el voto, conviene olvidarse de esta campaña infame y pensar qué programa y cuáles candidatos pueden servir como peldaño de apoyo para afrontar ese inexorable futuro y transformarlo en victoria de la nación y su pueblo.

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Las elecciones pasan, los desafíos quedan…


Por Nicolás Alessio (*)

Y es así. Incluso mas allá de los resultados electorales. Los partidos políticos, que sinceramente quieran expresar valores humanistas, éticos, y se sientan auténticamente nacionales, deberán trabajar a fondo para recuperar lo política para el pueblo.
La ética ciudadana compromete a todos, pero, aún más, a los militantes, a los responsables de las estructuras partidarias. Sabemos que no hay candidatos excelentes, puros, inmaculados. No existen. Nuestros partidos políticos son lo que son, llenos de ambigüedades, tensiones, limitaciones, desaciertos. Pero es lo que supimos construir entre todos, por acción u por omisión. La sociedad toda es así. Pero también hay valores, sueños, esperanzas, y ganas, muchas ganas de recrear la democracia.

Otra política es posible. Es cierto que gritamos “que se vayan todos”, pero pronto nos dimos cuenta de que entonces así no quedaba nadie. Y “nadie” no puede decidir los destinos de un país, de una provincia, de un municipio. Y avanzamos entre sombras. La lucha no se limita a la jornada electoral. Es antes y es después. Es en cada barrio, cada territorio, cada organización, cada plaza.
Hay bocanadas de aire fresco en estas desgastadas democracias latinoamericanas. Y esto nos alienta. Y ese camino debe continuar. Esto invita a sumarse. Se recupera el entusiasmo.
En este marco, ¿es posible recrear el “partido político” como herramienta al servicio del poder popular?
Creemos que si y vamos a señalar algunas pistas para este trabajo de renovación profunda es las estructuras partidarias.
Primero, no descuidemos la cuestión ideológica, hace tiempo, el “pensamiento único”, nos quiso hacer creer que las ideologías habían muerto, y que, en todo caso, una sola era la triunfante: la liberal-capitalista en sus mil variantes, así, la política se hizo pragmatismo, y la ética maquiavélica. No todo vale. Es cierto que en función de objetivos mayores hay que lidiar en terreno minado. Pero hay límites. No todo es “negociable”. Además, la “corrupción”, más allá de las personas irreprochables, está en el sistema, es intrínseca a la ideología. El sistema capitalista es el corrupto, porque endiosa al capital y denigra la dignidad humana. El fuerte discurso que apela a la ética personal, no puede dejar de lado una definición clara en el terreno de la ideología. La honestidad sola no alcanza. En esto hay que ser más claros y contundentes. La “doctrina” es un valor irrenunciable. Esa mística a la que muchas veces se alude, la de los sueños y la esperanza, también se nutre de fuertes convicciones ideológicas, de fuertes contenidos doctrinales, de hondos marcos teóricos. Sin dogmatismos, pero con certidumbres.
Segundo, no descuidemos hacer del “partido” un lugar real de participación, de pluralismo, de organización, siempre al servicio de los sectores populares, sobre todo, de los empobrecidos, de los últimos. No podemos repetir las estructuras del “puntero”, del “voto-choripan”, del clientelismo partidario, del amiguismo. Hay que ser realmente “nuevos”. Es hora de pensar seriamente en abrir el juego a todos y todas, y superar viejos vicios de la política partidaria. Los militantes, las bases, no pueden ser solo convocadas como mano de obra. Debemos convocarlos y permitirles decir su palabra. Los que no tienen voz deben comenzar a tenerla. Debemos organizar la militancia, no solo para pedirles “pintadas” y “llevar gente”. Jamás fue posible “que se vayan todos”, pero la consigna nos obliga aún más, a una recuperación ética de la política partidaria.
Tercero, necesitamos ciertamente liderazgos fuertes, pero ser líder, ser “dirigente”, no es ser el mesías, esta obviedad no es fácil de asumir. Lo digo para todos los que se sienten y, con razón, son “dirigentes”. Cuanto más nos subimos al poder las tentaciones son mayores. El triunfo es una miel que puede hacernos mal. El poder siempre tienta. El poder engolosina. El líder, el dirigente, escucha a sus bases, sabe rectificarse, no se cree dueño de la verdad, asume que se equivoca, fomenta líderes, debe ser templado, austero, se hace junto a sus seguidores, no se impone irracionalmente, también necesita formación, no decide autoritariamente. Los mesías, hacen todo lo contrario.
De estas observaciones, se desprende la urgente necesidad de formación política de nuestros militantes, de nuestros cuadros. Para despertar, acompañar, fortalecer y profundizar los procesos de toma de conciencia de los sectores populares (vecinos comunes, organizaciones de base, organizaciones intermedias, organizaciones barriales) sobre sus derechos inalienables y los contextos socio-políticos que los resguardan o los impiden, para despertar, acompañar, fortalecer y profundizar los procesos de participación política, social y ciudadana. Hay que ofrecer herramientas metodológicas y espacios de debate y profundización. Hay que profundizar la Democracia Participativa desde nuestra inserción territorial. No basta la buena voluntad. Es imprescindible multiplicar “aulas” de formación social y política. Es urgente llenar los barrios de unidades de debate, de lectura, de reflexión. Necesitamos militancia capacitada, no solo bien dispuesta. Necesitamos militancia participando, no sólo acatando directivas. Necesitamos militancia creativa, no sólo repitiendo discursos. Necesitamos militancia adulta, madura, reflexiva.
Y así, recuperar “el partido político” y ponerlo en situación para “la conquista de una democracia participativa popular, un gobierno de y para las masas, con el poder central en función de los intereses de la nación y del conjunto del pueblo, siempre partiendo de la noción de patria grande latinoamericana y actuando en función de la unión de Nuestra América”, como bien dice la Declaración de Huerta Grande, 30 Mayo 2009. Es necesario, es urgente, es posible.
(*) Sacerdote católico. Córdoba

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viernes, 12 de junio de 2009

Tu voto marcará el rumbo

Argentina se asomará el 28 de junio a un territorio desconocido: partidos tradicionales desintegrados y nada que los reemplace.


Hay que tomar muy en serio las encuestas que adelantan una derrota oficial el 28 de junio a manos de la derecha. Están hechas por lo peor de la burguesía local y el imperialismo. Pero indican una realidad que El Espejo refleja desde hace tiempo: hay un rechazo profundo al gobierno. Podría ocurrir que a último momento el grueso de los trabajadores se defendiera de la ultraderecha votando a Kirchner. Pero hay que sopesar estos datos: entre quienes tienen de 18 a 25 años De Narvaez le lleva 8 puntos a Kirchner. De 26 a 40 años, lo aventaja por 9,4 puntos. Entre 41 y 60 años, hay empate. El titular del PJ gana sólo en los mayores de 60, y sólo por 3,4%. Incluso si esto fuera forzado por la consultora de La Nación, está clara la tendencia: Kirchner no ganará por 10 puntos, como necesita. Esto no se resuelve llamando a taparse la nariz y votar por el PJ. Es preciso dar una batalla franca, valiente, lúcida, para ganar el corazón y la conciencia de millones. Que nuestro voto sirva para eso. Aunque desperdigados, hay candidatos comprometidos con el bien de todos. Votemos a quienes buscan unirnos en una poderosa fuerza plural, antimperialista y por el socialismo del siglo XXI. Respondamos así al show inmoral de esta campaña electoral.

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Declaración Huerta Grande-Cordobazo

Encuentro con el pasado y el futuro

40º aniversario del Cordobazo: 61 cuadros políticos, sindicales y sociales, provenientes de los más lejanos puntos del país, el pasado 30 de mayo realizaron un Encuentro en Huerta Grande. La fecha y el lugar fueron escogidos con el propósito de mostrar al país un homenaje militante al Programa obrero votado en aquella localidad en 1962, y al Cordobazo del 29 de mayo de 1969. Tras una jornada de inusual debate, en la que se destacó la participación de una mayoría de jóvenes, la Asamblea aprobó por consenso unánime la Declaración Huerta Grande-Cordobazo. También por consenso unánime resolvió realizar en los próximos 60 días Encuentros regionales, sobre la base de esta Declaración, sumando temas y posicionamientos, con todo lo cual se arribará a un Segundo Encuentro Nacional, a realizarse en Rosario, en agosto próximo. A fin de impulsar y coordinar éstas y otras tareas, se conformó un Secretariado de cuatro miembros, con sede en Córdoba.

Dividida en 5 partes a continuación

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Huerta Grande: Declaración parte 1


Declaración Huerta Grande-Cordobazo

Compañeros y compañeras trabajadores; estudiantes, chacareros y campesinos, pueblos originarios, profesionales; hermanas y hermanos todos de la Patria. A 40 años del Cordobazo y desde este lugar histórico, donde el movimiento obrero argentino enarboló un programa aun más actual hoy que medio siglo atrás, nos dirigimos a ustedes para presentarles una reflexión sobre el momento que vivimos y hacerles un fervoroso llamamiento.
Al compás de una crisis sin precedentes del sistema capitalista mundial, Argentina está ante la opción inaplazable de encontrar un rumbo soberano o continuar amarrada al saqueo de nuestras riquezas naturales y nuestro esfuerzo diario.
Aún antes de la detonación de la crisis mundial que amenaza caer como un alud sobre nuestro país, en Argentina el espejismo de la reactivación económica había dejado paso a la verdad: la mitad del país en situación de exclusión, marginación y empobrecimiento. Del resto, la mayoría percibe que cae aceleradamente hacia un lugar desconocido. Sólo una minoría insignificante acumula riquezas y empuja al conjunto de la sociedad a una degradación que destruye la convivencia, la conciencia y la cultura.
Si alguien pudo creer que el actual gobierno era una esperanza para revertir la larga decadencia nacional, ya tiene sobradas pruebas de que éste ha sido devorado por las expresiones más retrógradas de la sujeción al lucro y las fuerzas ciegas de la corrupción. No es un problema de tal o cual dirigente político. Las deformaciones estructurales y la subordinación de la economía nacional se revelan en toda su potencia paralizante y destructiva, imponiéndose sobre eventuales voluntades individuales que, desde posiciones de gobierno, pretendan torcer el curso de los acontecimientos sin cambiar drásticamente el lugar de Argentina frente al imperialismo y acometer transformaciones raigales en las relaciones económicas y sociales.
El sistema institucional ha sido reducido a una caricatura grotesca. La Constitución, las leyes y costumbres políticas, son manipuladas cada día con mayor desaprensión, para moldearlas según las necesidades de individuos movidos por intereses mezquinos, ajenos y contrapuestos a los requerimientos de la nación y sus mayorías.
Los partidos políticos tradicionales han perdido su condición de tales, para transformarse en aparatos al servicio de los grupos económicos más concentrados e instrumentos momentáneos de proyectos individuales. A la izquierda de ese fenómeno de irreversible declinación, el deterioro se expresa en pequeñas estructuras que esgrimen un lenguaje transformador, pero viven ahogados en la estrechez sectaria o sucumben a la lógica de combates pequeños, empeñados en ocupar un rincón oscuro e impotente en la catedral del poder.
Siempre hubo -y resisten todavía- sindicatos y dirigentes genuinos que obran como plataforma para el futuro. Pero son muchos también los que han dejado de ser representantes de los trabajadores, para convertirse en dispositivos encastrados en el sistema, en directa dependencia de patrones y gobernantes.
Todas y todos hemos sido degradados por esta fuerza que empuja hacia el abismo. Y ahora afrontamos una coyuntura que, provocada por la combinación de la crisis mundial y local, pone a nuestro país ante el riesgo cierto de disgregación y violencia irracional, sin proyecto ni sentido.
Urge un esfuerzo supremo por tomar conciencia de la realidad, reagrupar fuerzas y encaminarnos hacia un futuro de igualdad y buen vivir. Desde las profundidades de nuestra historia patria perviven ímpetus que por diferentes caminos, con visiones diferentes, lucharon por un proyecto de unión de los pueblos, independencia frente a las potencias imperiales y emancipación de las clases sociales explotadas y oprimidas. Ha llegado la hora de congregar esas poderosas fuerzas subterráneas y enrumbarlas hacia el futuro.

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Huerta Grande: Declaración parte 2


El mundo marcha hacia una depresión económica



Está a la vista el carácter intrínseco de la crisis del capitalismo. Este derrumbe en cadena no se produce por la amenaza soviética; no se produce por la movilización o por la propuesta anticapitalista de grandes partidos revolucionarios a lo largo del mundo, con arraigo de masas y con el proletariado organizado; y no se produce por la demanda, siquiera economicista, de masas proletarias. Sin embargo ocurre: el desenvolvimiento normal del sistema lleva a su propio colapso. Y esto es tanto más grave y abarcador cuanto menos trabas tiene el funcionamiento del mercado capitalista mundial. La agudización de la competencia, la celeridad de la revolución tecnológica, no hacen sino acelerar la tendencia a la baja de la tasa de ganancia y el desenlace de sobreproducción generalizada de mercancías, hasta que el mecanismo se traba por completo. Eso ocurre cuando la recesión se convierte en depresión. En ese punto, la sobreproducción de mercancías y la caída de la tasa de ganancia por debajo del nivel para la reproducción ampliada del capital, sólo pueden resolverse dentro del capitalismo por la victoria de un competidor sobre los demás en el control de los mercados y la destrucción de las mercancías sobrantes. Eso sucedió en la Primera y la Segunda Guerras Mundiales. Una solución sin semejante trauma para la humanidad sólo puede llegar mediante la superación del sistema mismo.
Siempre hay una correlación inversamente proporcional entre la capacidad de accionar político de la masa trabajadora a escala mundial y la capacidad de postergación del momento en que el sistema capitalista se engrana y detiene por completo, lanzando a millones de seres humanos a la desocupación, la desesperación y la violencia.
No es dable hoy saber si los jefes del capitalismo mundial están o no en condiciones de postergar una vez más el estallido del mecanismo a escala internacional. Hay numerosos indicios de que desde mediados de 2008 y pese a las cantidades fabulosas de dinero inyectadas, no logran detener la caída. Los niveles de recesión en Estados Unidos, Europa y Japón son indicativos de una dinámica que hace probable el arribo a una situación de depresión. Mientras tanto, el proletariado mundial no se moviliza y mucho menos plantea un programa alternativo. Por eso no es imposible que el conjunto de medidas aplicadas y por aplicar a través de la nueva superestructura montada a tal efecto, el G-20, consiga torcer la línea hacia el hundimiento y pasar a una situación de recuperación relativa y temporaria que transforme la recesión en estancamiento prolongado. Si se verificara esta variante, los costos sociales serían de todas maneras inconmensurables para los trabajadores y las capas medias en todo el mundo y muy particularmente en nuestros países económicamente subdesarrollados y políticamente dependientes. Porque el mecanismo sólo puede evitar su paralización total al precio de la desocupación masiva, caída vertical del salario real y agudización del saqueo imperialista a los países subordinados.
Si el imperialismo con el concurso de sus aliados en nuestros países lograra prolongar el plazo del desenlace ineluctable, no demoraría un instante en acompañar sus éxitos parciales con una contraofensiva implacable contra todas las fuerzas que en el mundo desafían su hegemonía. El primer blanco durante una hipotética pausa a su favor sería, naturalmente, el punto más alto de la lucha social contemporánea: las revoluciones en Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Pero de modo inseparable la violencia imperial se descargaría contra las organizaciones sindicales y políticas de los trabajadores y las capas medias del campo y la ciudad.
En cualquier hipótesis, como desenlace inmediato de la actual recesión o con una fase de recuperación relativa que en ningún caso puede sacar del estancamiento a los tres grandes centros imperialistas, el mundo marcha hacia la depresión económica.
Concluye así la política anticrisis desplegada por el capitalismo en las últimas tres décadas. Ésa es la mayor paradoja de nuestro tiempo: el estallido de la crisis resulta del éxito de aquella contraofensiva global estratégica que acabó con la URSS, liquidó sindicatos y partidos obreros en todo el mundo, redujo salarios, aumentó los ritmos y las horas de trabajo y saqueó como nunca antes las riquezas de los países del Tercer Mundo.
Ya en su punto actual la crisis termina con la era del dólar. La emisión desenfrenada convierte a la moneda estadounidense en papel sin valor. Es sólo cuestión de tiempo la devaluación en magnitudes siderales. Terminará también, en plazos impredecibles, la parálisis del proletariado industrial en el mundo. La pausa que obtuvo el capital internacional contrarrestando las causas que iniciaron la crisis en los años 1970 significó una forma bastarda y esencialmente falsa –aunque con efectos reales– del crecimiento económico, que dio trabajo a la vez que aumentaba el desempleo y garantizó, a distintos niveles, una vida llevadera a los obreros industriales, o al menos a una parte sustantiva de ellos.
Eso terminó. Estamos ante el fin de un sistema financiero controlado con mano de hierro por el imperialismo y utilizado como instrumento esencial de dominación mundial. A partir de ahora comienza una nueva etapa histórica en la realidad social y en la organización social y política de los trabajadores de todo el mundo. Quien va a sufrir primero –y, en un sentido, mucho más– los efectos de este colapso, es el pueblo estadounidense, la clase trabajadora y el pueblo del principal imperialismo, como ya queda a la vista con el despido de un promedio de 600 mil trabajadores mensuales desde hace un año. Ante este panorama, cabe recordar que el proletariado estadounidense tiene reservas históricas de organización y lucha muy grandes. Se puede suponer que van a reaparecer en la próxima etapa. Una de las expresiones de esta crisis será, a corto plazo, la crisis política en Estados Unidos. Ese acontecimiento inexorable sacudirá hasta las raíces y en todos los aspectos la política mundial. Quien no lo comprenda a tiempo será arrastrado sin piedad por el vendaval de la historia.

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Huerta Grande: Declaración parte 3


El Alba de América Latina

En esta coyuntura excepcional para la humanidad entera, América Latina está en el punto de avanzada. Ésa es la razón por la cual el choque estratégico se hace particularmente evidente. Dos fuerzas de sentido inverso y potencia cambiante gravitan sobre la reubicación geopolítica de la región. Desde el año 2000 primó la que inducía a la convergencia, en progresiva confrontación con Estados Unidos. En 2005, durante la IVª Cumbre de las Américas realizada en Mar del Plata, el entonces jefe del imperio sufrió una humillante derrota. Y la tendencia convergente se aceleró. Pero mientras esa dinámica llevaba al nacimiento de Unasur, Estados Unidos lanzó su contraofensiva, destinada a recuperar la iniciativa, poner nuevamente a su favor las relaciones de fuerzas y sentar las bases para neutralizar la marcha revolucionaria ya plasmada en diferentes puntos del hemisferio. Cuatro años después, Washington contabiliza escasas aunque significativas victorias. Pero éstas se insertan en un escenario mundial por completo ajeno al de 2005, determinado por la irrupción de la crisis mundial capitalista.
Si el primer factor juega a favor de Estados Unidos, el segundo opera de manera altamente contradictoria, acentuando a la vez las fuerzas centrípetas y centrífugas en América Latina. A la vez que perdía terreno por la presión incontrolable de la crisis, Washington ganó espacio usufructuando las contradicciones internas de las burguesías regionales, las vacilaciones de gobiernos autodenominados progresistas. Arribados al Gobierno en función del vacío creado por la demolición de las instituciones tradicionales del capital, estos mandatarios sui generis apelan a un discurso alegadamente neokeynesiano, cuya significación de definitiva defensa del capitalismo desconocen o manipulan.
Eso explica por qué la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), formidable conquista en pos de la convergencia, quedó muda y paralizada frente a la crisis, tal como le ocurrió al Mercosur y a la Comunidad Andina de Naciones (CAN). En lugar de convocar una urgente reunión de Unasur, Brasilia y Buenos Aires acudieron a Washington primero y a Londres después para apuntalar las decisiones adoptadas por el imperialismo a través del G-20.
Por el contrario, la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba), dio un audaz paso adelante. El 26 de noviembre los mandatarios de Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Dominica, Honduras y Ecuador, aprobaron un documento donde quedó afirmada la decisión de “construir una zona monetaria que incluya inicialmente a los países miembros del Alba y a la República de Ecuador, mediante el establecimiento de la unidad de cuenta común Sucre (Sistema Unitario de Compensación Regional) y de una cámara de compensación de pagos. La creación de esta zona monetaria se acompañará del establecimiento de un fondo de estabilización y de reservas con aportes de los países miembros, con el fin de financiar políticas expansivas de demanda para enfrentarse a la crisis y sostener una política de inversiones para el desarrollo de actividades económicas complementarias”. El propósito es que “una zona económica y monetaria del Alba-TCP proteja a nuestros países de la depredación del capital transnacional, fomente el desarrollo de nuestras economías y constituya un espacio liberado de las inoperantes instituciones financieras globales y del monopolio del dólar como moneda de intercambio y de reserva”. Quedó así afirmada la decisión de “articular una respuesta regional, impulsada por el Alba-TCP, que busque la independencia respecto a los mercados financieros mundiales, cuestione el papel del dólar en la región y avance hacia una moneda común, el Sucre, y contribuya a la creación de un mundo pluripolar”.
Cuatro meses después, el 17 de abril, los presidentes del Alba emitieron un documento de inédita frontalidad y contundencia destinado a enfrentar la declaración presentada por Estados Unidos y aprobada por la mayoría de los países que se reunirían horas después en la cumbre de las Américas. Para ese momento San Vicente y las Granadinas ya se había sumado al Alba. Y también avaló la Declaración de Cumaná el presidente de Paraguay. Por primera vez en la historia de la diplomacia hemisférica, Washington vio desafiada su propuesta de Declaración final en una reunión de estas características. Tan claro y potente es el mensaje de la Declaración de Cumaná, que los mandatarios de Brasil y Argentina, empeñados en una posición conciliadora con el nuevo presidente estadounidense, comprendieron el costo altísimo que les implicaría firmar el texto de Washington en oposición al del Alba y se negaron a hacerlo. Así, la cumbre de las Américas se quedó sin Declaración final. Aunque la prensa no lo registró, allí se expresó un dato trascendental: Estados Unidos ha perdido su hegemonía en el continente.
Ese acontecimiento adquiere toda su dimensión cuando se observan algunos ejes conceptuales y políticos de la Declaración de Cumaná. Dicen los mandatarios del Alba:
“El proyecto de Declaración de la V Cumbre de las Américas es insuficiente e inaceptable por las siguientes razones:
- No da respuestas al tema de la Crisis Económica Global, a pesar de que ésta constituye el más grande desafío al cual la humanidad haya hecho frente en décadas y la más seria amenaza de la época actual para el bienestar de nuestros pueblos.
- Excluye injustificadamente a Cuba (...) Por tal motivo, los países miembros del ALBA consideramos que no hay consenso para adoptar este proyecto de declaración y en función de lo planteado, proponemos sostener un debate a fondo sobre los siguientes temas:
El capitalismo está acabando con la humanidad y el planeta. Lo que estamos viviendo es una crisis económica global de carácter sistémico y estructural y no una crisis cíclica más. Están muy equivocados quienes piensan que con una inyección de dinero fiscal y con algunas medidas regulatorias se resolverá esta crisis. El sistema financiero está en crisis porque cotiza valores en papeles por seis veces el valor real de los bienes y servicios que se producen en el mundo. Esta no es una “falla de la regulación del sistema” sino que es parte constitutiva del sistema capitalista que especula con todos los bienes y valores en pos de obtener la máxima ganancia posible. Hasta ahora, la crisis económica provoca 100 millones más de hambrientos y más de 50 millones de nuevos desempleados y estas cifras tienden a aumentar (...) Cuestionamos al G20 por triplicar los recursos del Fondo Monetario Internacional, cuando lo realmente necesario es establecer un nuevo orden económico mundial que incluya la transformación total del FMI, del Banco Mundial y de la OMC, que con sus condicionamientos neoliberales han contribuido a esta crisis económica global. Las soluciones a la crisis económica global y la definición de una nueva arquitectura financiera internacional deben ser adoptadas con la participación de los 192 países que entre el 1 y el 3 de Junio nos reuniremos en la Conferencia sobre la crisis financiera internacional de las Naciones Unidas, para proponer la creación de un nuevo orden económico internacional (...)”.
De esta manera, desde América Latina, el Alba ocupa el lugar de una alternativa para los pueblos de todo el mundo frente al imperialismo. Y plantea un enorme desafío a gobiernos y fuerzas políticas que se consideran progresistas, pero rehuyen definiciones cuando se trata de enfrentar la crisis internacional, sumándose en última instancia a las grandes potencias para buscar paliativos.
En el período histórico que comienza ahora mismo el Alba será más y más una bandera para miles de millones de seres humanos en todo el planeta. Por eso mismo, los gobiernos que la encabezan sufrirán el acoso y eventualmente el ataque militar por parte de Estados Unidos. La única manera de evitar esa lógica de hierro es avanzando y consolidando la unión latinoamericana. Está a la vista, no obstante, que ese objetivo no puede reposar exclusiva ni principalmente sobre los gobiernos del área. Por eso resulta imperativo alcanzar en cada país formas de unidad social y política de las grandes masas explotadas y oprimidas, que concurran a esa tarea histórica con toda la pluralidad de nuestros pueblos y las características propias de cada uno. No se trata de buscar formas que encierren una algarabía de siglas en instancias por definición pasajeras e impotentes, como pudieron verse en los últimos tiempos. Se trata de asumir definiciones netas en cuestiones axiales que cimenten la unidad real de las mayorías, articularse organizativamente en función de la pluralidad y heterogeneidad de esos conjuntos y sumarse desde allí al torrente latinoamericano en pos de la emancipación. Para esto, un objetivo esencial es luchar contra la participación de tropas argentinas en la Minustah, fuerza de ocupación de la ONU disfrazada de misión de paz en Haití.

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Huerta Grande: Declaración parte 4

Argentina y el mundo

En este cuadro regional el gobierno argentino destaca por haber roto de hecho el frente único suramericano para sumarse sin distingos al llamado de Washington en las reuniones del G-20.
Es preciso señalar la significación estratégica del paso dado por la presidente Cristina Fernández. Mientras el Pentágono alistaba grupos comandos de desplazamiento rápido dispuestos a sofocar sublevaciones sociales no sólo en el interior de Estados Unidos, donde la caldera ya comienza a bullir, sino en países críticos para el equilibrio imperial (México, Perú y Colombia ocupan los primeros lugares en la lista), el Departamento de Estado hizo un movimiento estratégico potencialmente letal: sumó trece países al club de las siete potencias imperialistas y puso en el centro del escenario universal al G-20. Sin vacilar, el gobierno argentino se encolumnó en esa perspectiva. Es probable que en el elenco gobernante no haya habido clara conciencia de la magnitud de ese paso. Hay numerosas pruebas de que la lucidez y la visión estratégica no priman en la presidente y su equipo. No obstante, hay causas de fondo que guiaron el movimiento, más allá de la comprensión puntual. En la semana previa a la reunión del G-20 en Londres y la cumbre de las Américas en Trinidad Tobago, al concluir una reunión de Fernández con el vicepresidente estadounidense Joseph Biden, el canciller Jorge Taiana confesó sin pudor la posición oficial: “pensamos lo mismo sobre la manera de enfrentar la crisis. La Presidente y Biden coincidieron en que los organismos de crédito deben ayudar a aumentar la demanda global”.
Esa definición ideológica no es nueva. En un encuentro en Tarija con sus pares de Bolivia y Venezuela, el 10 de agosto de 2007, Néstor Kirchner se expresó de manera inusual en él, tanto más significativa por la circunstancia en que lo hizo: “con una clara visión neokeynesiana, nosotros creemos que cuando se gasta en inversión pública (...) eso no es gasto público, eso es dignificar a nuestros pueblos para que tengan el nivel y la calidad de vida que merecen. Ésa es la diferencia central que tenemos con el neoliberalismo”.
No es poca cosa proclamarse ‘neokeynesiano’. Es mucho más subrayar que “la diferencia central con el neoliberalismo”, consiste para Kirchner en considerar inversión lo que otros llaman gasto. Pero lo verdaderamente importante en esa declaración de fe es que Kirchner se preocupó por marcar una tajante delimitación ideológica respecto de Hugo Chávez y Evo Morales, quienes escucharon inmutables sus palabras. Poco después, ya en plena campaña electoral presidencial, Cristina Fernández explicaba que el modelo a seguir era el de Alemania, como se lo recordó un año y medio después el ex jefe de gabinete (durante todo el período de Kirchner y los primeros 9 meses de Fernández) Alberto Fernández, mientras prepara un equipo de relevo: “Los argentinos seguimos soñando con el modelo alemán que nos prometió Cristina cuando asumió el 10 de diciembre de 2007”.
La presidente trata de camuflar su definición estratégica asegurando, sin temor al ridículo, que Obama se ha hecho peronista. Artilugios aparte, está a la vista que esto es desarrollismo tardío, más impotente aún que el de fines de los años 1950, el cual -precisamente enfrentado por el movimiento obrero con los Programas de La Falda y Huerta Grande- llevó al colapso del frondizismo en 1962 y el posterior golpe de Estado militar en 1966.
La política interior del gobierno es consistente con estas definiciones ideológicas y de política exterior. No es preciso hacer un listado. Basta recordar que fueron renacionalizadas empresas quebradas y abandonadas por sus dueños (Correo, Aguas, Aerolíneas), mientras se acentuó la entrega en las áreas de aquellas empresas lucrativas (en primer lugar Repsol y Telefónica). El ya abortado proyecto de Tren de Alta Velocidad, explicita con exactitud -por vía del absurdo- la naturaleza de este gobierno. En cuanto a la política denominada “de derechos humanos”, además de apoyar e impulsar sin cortapisas toda medida que implique justicia y reivindicación de nuestros hermanos y hermanas presos, torturados y desaparecidos, exigiremos que no quede espacio para la hipocresía y se atiendan los derechos humanos de millones de compatriotas que hoy están arrojados a la marginalidad y la miseria. La utilización y manipulación política de la ignorancia y la necesidad extrema, provocadas por la consolidación de un país en dos planos (dentro y fuera del mercado capitalista), es un acto criminal comparable con las peores violaciones de los derechos humanos. Un tercio de la población argentina está hoy por debajo de la línea de pobreza. Y de ellos un tercio vive en la indigencia. La demagogia antimilitarista puede servir para que personas dignas cometan actos indignos; pero no abre el camino hacia la concreción de una sociedad humana.
Por lo demás, es imperativo comprender las causas profundas que llevaron a que los mismos civiles que indujeron a la matanza juzgaran a los militares que la perpetraron, para afirmar de una vez una estrategia que convoque a los componentes de las fuerzas armadas ajenos a aquellos crímenes, a sumarse a un proyecto genuino de emancipación nacional y social, poniendo por delante la defensa de la soberanía y la independencia frente a la embestida global del imperialismo.

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Huerta Grande: Declaración Parte 5

Una herramienta política de y para las masas

Por estos días la voluntad de transformación profunda, encarnada en cientos de miles de trabajadores, estudiantes, chacareros y profesionales, están dispersas. Los propios participantes en este encuentro trabajamos en diferentes proyectos, sea para concurrir a las próximas elecciones, sea para acumular fuerzas en tareas de base. Algunos de nosotros tendremos participación electoral significativa el próximo 28 de junio. Otros seremos expresiones apenas testimoniales y otros dejaremos de lado esa forma de expresión política. A todos y todas, sin embargo, nos anima la decisión de luchar por el poder político real, con las mayorías participando democráticamente en todos los órdenes de la vida nacional, para producir los cambios que la hora impone.
El objetivo es por tanto la conquista de una democracia participativa popular, un gobierno de y para las masas, con el poder central en función de los intereses de la nación y del conjunto del pueblo, siempre partiendo de la noción de “patria grande” latinoamericana y actuando en función de la unión de Nuestra América.
Con este horizonte, cada milímetro ganado, sea en el terreno que sea, cobra un valor diferente y mayor porque es la parte viva de un todo y se inserta en un plan de acción estratégica. Todos y todas tenemos la determinación de que el conjunto de expresiones antimperialistas de nuestro país converja en una poderosa herramienta política que, en todos los terrenos, verifique la capacidad de unir a las grandes masas de nuestro país y busque la convergencia con los pueblos hermanos de América Latina.
Nos proponemos elaborar un programa y proyectar una fuerza política de y para las mayorías, que conjugue en su máxima expresión la gloriosa historia de nuestro pueblo y de nuestra clase obrera. En consonancia con ese legado y con la realidad de disgregación y ausencia de referencias netas, aspiramos a construir una Federación –que no queremos Santa, sino Revolucionaria- capaz de aunar millones de voluntades en todo el país y con la firme determinación de avanzar codo a codo con nuestros hermanos latinoamericanos encabezados por Cuba, Venezuela y Bolivia.
En consecuencia con estos propósitos, adoptaremos como centro de nuestro accionar alguna de estas tres ciudades cargadas de historia: Paraná, Rosario o Córdoba, excluyendo a Buenos Aires, como prueba del esfuerzo por constituir un verdadero federalismo revolucionario.
Nos proponemos promover de ahora en más, según un cronograma a definir, encuentros locales, regionales y nacionales que discutan estas ideas. Promoveremos reuniones en cada punto del país donde un grupo de compatriotas se disponga a participar plena y democráticamente en la edificación de una herramienta política propia. Alentaremos que delegaciones genuinamente representativas de esos encuentros locales y regionales converjan en una o más convenciones nacionales, a fin de avanzar en definiciones políticas y organizativas y gradualmente presentar a la nación una alternativa real.


Mediante esa labor conjugaremos el extraordinario acervo de nuestras luchas obreras, estudiantiles y campesinas, incluyendo las grandes batallas por los derechos de la mujer. Nos esforzaremos por moldear con esa argamasa una unidad superadora. Empeñaremos nuestros sentimientos y capacidades con la solidaridad y generosidad que sólo puede generar un compromiso inclaudicable con nuestros héroes y mártires, para constituir la representación genuina de la voluntad de los explotados y oprimidos.
En el 40 aniversario del Cordobazo, en el histórico sitio donde el movimiento obrero aprobó un programa para la acción de extraordinaria vigencia en la actualidad, los aquí reunidos nos comprometemos, ante la Patria y la Historia, a entregar nuestros mejores esfuerzos, nuestra vida si es preciso, para colocar a Argentina a la altura de lo que demanda este momento histórico y el extraordinario lugar que en él ocupa América Latina.



Huerta Grande, 30 de mayo de 2009

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Todas las voces

Ni el frío que calaba hasta los huesos al pie de las sierras cordobesas, ni el cansancio tras largas horas de viaje, mellaron el clima de camaradería y visible satisfacción que se vivió el pasado sábado 30 de mayo en Huerta Grande.
Hasta este pequeño poblado, ubicado en los faldeos de las Sierras Chicas de Córdoba, en el Valle de Punilla, llegaron desde distintos puntos del territorio nacional integrantes de un amplio abanico de sectores, reunidos para deliberar sobre las tareas planteadas, tomando como punto de partida la reivindicación del Programa de acción por el cual este sitio se ganó un lugar en la historia, y el contenido estratégico del Cordobazo, en la fecha de su 40 aniversario.
Veteranos cuadros políticos, jóvenes dirigentes de movimientos sociales, estudiantes, sindicalistas de numerosos gremios, se proponían discutir un documento planteado como el primer paso en la edificación de herramienta política de masas.
La convergencia plural de distintas vertientes ideológicas y la importante participación de jóvenes fue una característica sobresaliente de este encuentro, signado por el espíritu del Cordobazo. El esfuerzo por forjar una instancia unificadora de millones de hombres y mujeres no apareció como anhelo idealista. Cada uno de los participantes que a lo largo de la jornada hizo uso de la palabra, expresó una comprensión profunda del momento que vive la humanidad y la responsabilidad que cabe frente a eso. Se hicieron oír dirigentes sindicales de diferentes gremios (Obras Sanitarias, Telefónicos, Ansafe, Agmer, Ate, Seguro, Ferroviarios, Obreros Navales, Luz y Fuerza, entre otros), así como integrantes de Apenoc (Movimiento Campesino de Córdoba), miembros de H.I.J.O.S, compañeros del MoNaFe (Movimiento Nacional Ferroviario); profesionales de diferentes ámbitos (médicos, periodistas, filósofos, ingenieros, sociólogos, etc); Oscar Lúpori, en representación del obispo Federico Pagura; protagonistas del Cordobazo y representantes del movimiento de solidaridad con Haití en Argentina, entre otros. Presidió la reunión una mesa moderada por Cristina Camusso e integrada por Alberto Cartagena, Raúl Jiménez, Luis Bilbao, Luis Bazán y Nicolás Alessio.

Violeta Moraga

“No es nada fácil pero tengo expectativay entusiasmo”
Raúl Giménez: este ámbito de pluralidad y respeto puede dar volumen a las ideas para que la política deje de representar un afiche o una controversia planteada en los medios de comunicación; para que retome conceptos que parecen olvidados. Parece que la globalización los ha hecho desaparecer, no solo de los textos, sino de las conversaciones entre compañeros. Pero se pude modificar esta situación. Felicito la organización de este evento y auguro que términos como socialismo, antiimperialismo, y la lucha continua, revindicando a nuestros mártires, pueden dotar a la política de ese sentido que hoy carece, lucha contra la miseria. No es nada fácil pero tengo expectativa y entusiasmo. Esto frente al desamparo que vivimos, y si pensamos que la política es un instrumento transformador, que puede volver a generar esa luz de esperanza.

“Necesitamos buscar la fuerza y los medios para marchar juntos”
Taurino Atencio: La preocupación es qué hacemos nosotros. Qué vamos a hacer. Un elemento fundamental es la organización y la conciencia. Estamos huérfanos de organización. Necesitamos buscar la fuerza y los medios para marchar juntos, los que estamos por lo menos estamos dispuestos a seguir en la búsqueda de la construcción de una sociedad más justa. La CGT que tenemos hoy no nos sirve de nada. Es una bofetada que venga Moyano a recordar el Cordobazo. Agustín Tosco caracterizaba a los enemigos del pueblo: el imperialismo, la dictadura militar y la burocracia sindical, hoy doblemente peligrosa porque es patronal. Hoy estamos huérfanos de organización. Por eso tenemos que jugar una carta.

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Programa Huerta Grande

En el Plenario Nacional de las 62 Organizaciones realizado en 1962 en Huerta Grande, Córdoba, se aprobó un programa que concluyó en 10 puntos centrales de sorprendente actualidad y vigencia:
1. Nacionalizar todos los bancos y establecer un sistema bancario estatal y centralizado.
2. Implantar el control estatal sobre el comercio exterior
3. Nacionalizar los sectores claves de la economía: siderurgia, electricidad, petróleo y frigoríficas.
4. Prohibir toda exportación directa o indirecta de capitales.
5. Desconocer los compromisos financieros del país, firmados a espaldas del pueblo.
6. Prohibir toda importación competitiva con nuestra producción.
7. Expropiar a la oligarquía terrateniente sin ningún tipo de compensación.
8. Implantar el control obrero sobre la producción.
9. Abolir el secreto comercial y fiscalizar rigurosamente las sociedades comerciales.
10. Planificar el esfuerzo productivo en función de los intereses de la Nación y el Pueblo Argentino, fijando líneas de prioridades y estableciendo topes mínimos y máximos de producción.

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El poder de los medios

Por Mariano Saravia

Es fundamental el campo mediático. El periodismo no es el cuarto poder es el primero, en combinación con el poder financiero. Es mucho más poderoso que algunos poderes políticos, sobre todo los que son tibios. De todas formas, contra todos los medios, se triunfó en Venezuela, Bolivia y Ecuador. Sin embargo en nuestro país el poder mediático sigue siendo muy importante. Propongo poner énfasis en ese tema. Meter aquí también la lucha para exigir una nueva ley de radio difusión. Es fundamental para tener mejores posibilidades democráticas. Además seria interesante discutir el tema del decreto del 2005 que extiende las concesiones arbitrariamente hasta el 2015 por lo menos. La tercera cosa seria seguir algunos ejemplos como Ecuador, donde se ha prohibido que el poder financiero sea dueño de medios de comunicación. Es importante también trabajar de alguna forma en ver cómo lograr un cambio profundo en las fuerzas armadas. Necesitamos un ejército popular. Construir con los militares que no estén comprometidos con la dictadura

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Techint y la jauría

Una coalición conocida de antiguo en Argentina, saltó con furia al escenario político para denunciar a Hugo Chávez por la nacionalización en Venezuela de tres empresas de Techint. Cámaras empresarias, grandes medios de prensa comercial y comentaristas al uso en diarios, radios y televisión.

Al unísono, sin el más elemental respeto por los hechos y la verdad, acusaron a Chávez como un monstruo que pone en peligro la convivencia suramericana. En un editorial el diario La Nación calificó al presidente venezolano como “el dictador”. En los últimos diez años, en Venezuela hubo 14 elecciones. Tres de ellas, por la presidencia. Chávez ganó 13; un referéndum para modificar la Constitución lo perdió por centésimos y a la medianoche de aquella jornada reconoció la derrota. Organismos de Estados Unidos y Europa –el centro Carter entre ellos- reconocieron en cada oportunidad que los comicios fueron impecables. Organismos y expertos en materia electoral de todo el mundo admiten que la votación electrónica implementada en Venezuela en los últimos años -que a esta altura cubre la totalidad del país- es la más moderna, segura y confiable del mundo, superando incluso a los mejores ensayos en los países avanzados.
No importa: un tinterillo ignorante e inmoral, a sueldo de La Nación, puede escribir “el dictador venezolano”. Ese diario puede publicarlo. Y el mundo intelectual y político argentino aceptar tamaña falta de seriedad sin decir una palabra. No se requiere un dato más para comprobar en qué estado de degradación y corrupción moral están las clases dominantes argentinas.
Años atrás, esa misma coalición preparó primero el terreno para el advenimiento de la dictadura militar de 1976 y luego la sostuvo en medio de los peores crímenes cometidos en nuestra historia. Ni uno solo de esos diarios calificó a Videla de dictador. Ni uno solo de esos comentaristas denunció la desaparición de personas…
En una primera instancia, la jauría intentó sacar rédito electoral de ese acontecimiento. “Kirchner hará lo mismo después del 28, si gana”, dijeron. Los candidatos de la oposición liberal acompañaron con frenesí esta denuncia ridícula. Y se sumaron al coro anti-Chávez, repitiendo mentiras y calumnias. Pronto comprendieron el error garrafal que estaban cometiendo: si continuaban, el gobierno sería identificado ante el conjunto social con el de Venezuela. Allá se recuperó el control sobre las riquezas naturales, se expropió a las transnacionales que esquilmaron al país durante décadas y se volcaron todas esas riquezas en favor de la población empobrecida. ¡Eso y no otra cosa quieren las mayorías en Argentina! ¡El oficialismo arrasaría en las legislativas de fin de mes! Entonces, así como comenzaron la campaña de calumnias, la terminaron. Desafortunadamente, uno de los objetivos buscados por esa derecha teledirigida desde Washington, fue logrado: el gobierno salió a la palestra para aclarar que no tiene intenciones de, por ejemplo, recuperar YPF, ENTEL, empresas mineras, ferrocarriles, empresas de pesca marina, etc.

Qué hizo Chávez con Techint

La decisión del gobierno venezolano se explica en dos planos diferentes. El primero, la decisión estratégica de avanzar en la transición al socialismo. Desde hace por lo menos cinco años Chávez gana las elecciones porque convoca a la población a construir el socialismo del siglo XXI. Quienes se asombran ahora de que un conjunto siderometalúrgico sea expropiado, sólo revelan que están convencidos de que las promesas sólo sirven para ganar votos. Les extraña que alguien las cumpla. Se arrancan los cabellos de desesperación cuando alguien lo hace: imaginan lo que ocurriría si aquí se exigiera lo mismo…
Pero en otro plano, la expropiación de un conjunto de empresas del área, entre las cuales tres de propiedad de la transnacional vaticana Techint, es una necesidad imperativa para avanzar en la integración productiva no ya en términos de la economía venezolana, sino en función del Alba, la Alternativa Bolivariana para las Américas, integrada ya por ocho países y que se propone avanzar en un sistema de complementariedad solidaria. Para ello es imprescindible que las industrias de base se desliguen de la búsqueda del lucro como motor para la producción. La integración es imposible si en medio se cruza la competencia empresarial privada. Y como esa imbricación productiva, separada del mundo imperialista, es imprescindible y urgente en medio del colapso mundial capitalista, es claro que urgía también tomar control de la producción siderúrgica. Así de simple: una estrategia que se cumple paso a paso; una coyuntura que exige acelerar el ritmo de aquellos objetivos.

Venezuela y el Mercosur

Guiados de la mano por los estrategas alicaídos del Departamento de Estados, y creyendo golpear en zona sensible, la UIA y el coro de prensa corrupta se lanzó entonces a tratar de impedir la incorporación plena de Venezuela en el Mercosur. La UIA resolvió formalmente intentar un acuerdo con su homóloga brasileña, la FIESP (aunque ésta sí es una cámara industrial con fuerza y estrategias propias), para bloquear el ingreso de Venezuela. Y luego viajo en masa a Washington para formalizar su negocio: “nosotros los ayudamos para enfrentar a la revolución bolivariana, ustedes nos dan alguna migaja”.
Si fuera sólo mezquindad e inmoralidad proimperialista, ya sería suficiente. Pero hay algo más: esa táctica es una soberana tontería.
Apenas algunas razones para esa afirmación:
1. a todos los efectos prácticos, Venezuela está ya, desde hace tiempo, en el Mercosur;
2. innumerables productores industriales de Argentina tienen ya a esta altura un volumen de negocios con Venezuela del cual literalmente dependen y que en ninguna hipótesis abandonarán de buen grado;
3. ocurre lo mismo con empresas clave de la industria brasileñas que venden servicios y productos a Venezuela;
4. para Uruguay y Paragua, vale el mismo criterio, a la escala correspondiente y con lo que esa escala significa;
5. Argentina necesita desesperadamente de la capacidad energética venezolana; y la necesita en términos de estrategia unionista latinoamericana, porque en crudos términos capitalistas, sencillamente no puede pagarla;
6. el Mercosur… ay el Mercosur es un ente cadavérico, superado en todo y cualquier sentido por la perspectiva –hoy también semiparalizada- de Unasur y jaqueada en términos estratégicos y concretos por el Alba.
De modo que la jauría no ha dado sólo prueba de su completa falta de escrúpulos. También demuestra que la crisis mundial y el descalabro local le ha hecho perder el juicio.

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Después del 28

Por Luis Bilbao

Con movimientos espasmódicos las clases sociales se desplazan, buscando nuevas posiciones. Ninguna tiene estrategia propia. Muchos menos, los instrumentos necesarios para llevarla a cabo. Los últimos movimientos están dictados por la alarmante desintegración de los aparatos políticos tradicionales. El telón de fondo es la crisis económica internacional, que recién a partir del próximo semestre comenzará a sentirse con fuerza en Argentina.
El sentido del desplazamiento de la erróneamente llamada “burguesía nacional” no deja lugar a dudas. Por primera vez en la historia su línea de acción se traza a la luz pública: la cúpula completa de la UIA (Unión Industrial Argentina) se fue a Washington. Es un gesto sin precedentes en la vergonzosa historia de esta cúpula empresarial. Para no dejar dudas, siquiera informó al embajador argentino el Hotel en que se hospedaría.
Hace tiempo que este sector retiró el respaldo al gobierno. En 2006 intentó una línea de reemplazo con la candidatura de Roberto Lavagna. Pero el economista no dio la medida política y el plan se frustró. Por entonces, esa clase raquítica y cipaya todavía jugaba al subibaja con la Unión Europea. El colapso del capitalismo mundial volcó todo el peso hacia el imperialismo mayor. Y allí están: programando formas conjuntas para afrontar la oleada revolucionaria anticapitalista que viene cobrando fuerza en Suramérica y expandiendo su radio como un ciclón.
La excusa de la UIA es la nacionalización de Techint en Venezuela. Y el eje para articular la reacción es una feroz ofensiva contra la Revolución Socialista Bolivariana.

El rechazo empuja a derecha

Las clases medias, en cambio, no sabe adónde apuntar. Es lo que cuadra a su condición. Aparte los registros cotidianos de su desesperación, las escasas encuestas serias que miden el humor social indican que el rechazo al gobierno las empuja en masa hacia la derecha.
Todo ese conjunto depende, sin embargo, de un actor ausente: la clase obrera. El largo repliegue, consumado a niveles nunca vistos desde 1991, queda registrado con un hecho absurdo, infamante, doloroso: el único acto público de carácter sindical en Córdoba el 29 de mayo, en conmemoración de los 40 años del Cordobazo, con algo menos de dos mil asistentes de los cuales 700 fueron llevados desde Buenos Aires y Santa Fe, lo presidió Hugo Moyano, el titular de la CGT.
Cabe un paréntesis para subrayar que en defensa del honor y la memoria, H.I.J.O.S de Córdoba realizó una intensa actividad callejera que desafió el frío, la lluvia y sobre todo el vacío que el grueso de las dirigencias sindicales y políticas le hicieron a ese aniversario trascendental. Otro esfuerzo en el mismo sentido, aunque en recinto cerrado, fue el que decenas de cuadros sindicales, políticos y estudiantiles de todo el país realizaron con un encuentro en Huerta Grande, sobre el que se informa ampliamente en esta edición.
Como quiera que sea, el hecho es que la única clase social con la fuerza potencial suficiente para cambiar el rumbo del país, está paralizada. Su representación política está usurpada y el conjunto arrastrando en sentido contrario a sus intereses inmediatos e históricos: Moyano es hoy el único sostén del gobierno nacional. Y lo sostiene como la soga al ahorcado.
Después del 28 este cuadro tendrá consecuencias severas. En alocados esfuerzos por evitar una aplastante derrota electoral, el gobierno ha apelado a medidas contrarias a todo concepto de institucionalidad y quema sus naves. El oficialismo perderá la elección general: tendrá menos diputados y puede perder la mayoría en ambas cámaras. Si, además, Kirchner gana por escaso margen en Buenos Aires, su diluida autoridad política caerá a cero. Y en esas condiciones deberá afrontar la necesidad de un ajuste general de la economía y la irrupción de la crisis, con la aceleración abrupta de la desocupación en primer lugar. La vulnerabilidad del gobierno ante el imperialismo y la reacción local será extrema. En ese cuadro: ¿qué rumbo escogerá Kirchner para autodefenderse?

Definiciones

Véase lo siguiente: cuando Hugo Chávez nacionalizó tres empresas de la transnacional italiana Techint, Moyano fue el primero en salir a la palestra para sostener que “eso no es lo que nos enseñó Perón. Estamos en contra de la estatización”. Una semana después, corriendo tras los votos y el equilibrio, Néstor Kirchner completó: “el modelo venezolano no es el modelo argentino” (¿qué haría Kirchner si en lugar de repetir la palabra ‘modelo’ debiera reemplazarla por algún concepto?).
Pero todo eso es el anecdotario intrascendente de la degradación argentina. El problema es qué hará nuestra clase. Qué harán quienes se postulan como sus dirigentes (póngase de lado a los agentes del capital enquistados en los sindicatos).
Los nombres más connotados de la CTA volvieron a sacarle el cuerpo a la responsabilidad ante las elecciones. Los agrupamientos sectarios sólo se esforzaron por retocar mejor las fotos para afiches de campaña. Como excepción, Fernando Solanas puso el pecho e intentó una coalición con un programa de reivindicación nacional y social. Por razones diversas, el proyecto quedó reducido y luego se cerró sobre sí mismo. Después, el vértigo electoralista primó sobre la necesidad de afirmar bases organizativas perdurables. Pero como en muchos otros casos, en cada lugar del país y en las más diversas expresiones electorales, allí palpitan cuadros con voluntad de acometer la única estrategia posible: el combate frontal contra el imperialismo y por el socialismo del siglo XXI.

En el cuarto oscuro

Votaremos a esos hombres y mujeres que bajo diferentes siglas, con diferentes historias, irán a esta farsesca y tramposa elección. Y luego los respaldaremos en sus funciones legislativas, en la exacta medida en que sean consecuente con sus promesas y se dispongan, a partir del 29 de junio, a converger en un haz de fuerzas multifacéticas y multitudinarias, con el explícito objetivo de poner rumbo a la revolución.

Buenos Aires, 9 de junio de 2009

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¿Kirchnerista o antipatria?

El riesgo de simplificar la realidad

Por Nicolás Alessio (*)

Debate: ¿es real que en las elecciones del 28 se ponen solamente en juego dos proyectos, dos modelos de país, dos concepciones ideológicas, dos miradas de la historia?
¿En tan sencillo decir que de un lado están los que apoyarán un proyecto nacional y popular, de liberación y justicia social, y del otro lado están los que apoyarán un modelo liberal, oligárquico y de privilegios para unos pocos? ¿Es razonable plantear que todo el marco opositor quiere volver a los 90, cuando en realidad, en el mundo, ya no se puede volver a los 90?
¿Se puede pensar y analizar esta coyuntura electoral en categorías tan cerradas, tan absolutas, tan duras, que no dan lugar a matices, a tonos diferentes? Para no perdernos en laberintos analíticos y sofismas forzados, queremos situarnos y ponernos al lado de los empobrecidos.

En ciertos distritos, localidades o provincias, tal vez sea cierto que no hay demasiados claroscuros. Pero eso no quiere decir que en todo el territorio del país sea así. Desde el oficialismo se alienta esta posición y muchos de sus candidatos la repiten sin cesar. Nos recuerda a aquello de “Alfonsín o dictadura”, “Menem o el caos”. Lo dijo Néstor Kirchner, “o ganamos o volvemos al 2001”. También es cierto que notables y prestigiosos compañeros y compañeras piensan de manera similar. La segunda Carta Abierta Córdoba (leída el Lunes 27 de Abril) expresa acabadamente esta postura. Aceptan ciertas observaciones al kirnerismo, pero dicen que hay que votar a sus candidatos. ¿No hay otra, ninguna otra, posibilidad?
Si esto fuera tan nítido, tan claro, tan meridiano, entonces hay que reconocer la ceguera o la incapacidad de miles y miles de argentinos que, por el contrario, no sólo no quieren quedar encerrados en una antinomia simplista, sino que apuestan a un voto crítico capaz de ir construyendo una alternativa. Una alternativa, digámoslo por las dudas, “por izquierda”.
Si la realidad es bien o mal, liberación o dependencia, patria o traidores… se corre el grave riesgo del fanatismo, del dogmatismo, e incluso en el absurdo de justificar lo injustificable, con tal de defender a “los buenos”. Por ejemplo ¿cómo justificar o pretender legitimar la propuesta del “candidato testimonial”? Para dar “testimonio” a favor de tal o cual, no hace falta encabezar una lista de candidatos proponiéndose para una tarea que no se va a desempeñar ni asumir. Es cierto que el elector puede elegir o no la lista testimonial, pero no es menos cierto que en vastos sectores populares se presta a confusión. No deja de ser una trampita electoral que solo demuestra el temor de perder. Algo similar fue el adelanto de la fecha de las elecciones. Y, sin embargo, muchos, con malabares verbales, han intentado dar razón de la sin razón.
Por el contrario, ¿por qué no pensar, incluso, que un voto crítico de la actual gestión de gobierno, ayudaría a corregir errores, a profundizar aciertos, a avanzar más en medidas populares, a clarificar equívocos? Votar, es también una manera de advertir. Votar a los mismos, es una manera de avalar.
No somos ingenuos, el enemigo es muy poderoso, pero la manera de enfrentarlo no es escondiendo bajo la alfombra las graves contradicciones y ambigüedades del gobierno o disimularlas hasta el paroxismo. Al contrario, esa actitud es pasto para las fieras y un grave error político. Es cierto que en la lucha por el poder hay que tragarse algunos sapos, pero, por ejemplo ¿hubiéramos justificado votar en Catamarca al oficialismo junto a Saadi y Barrionuevo para defender el proyecto popular? O ahora, en Córdoba, ¿que los candidatos se “arreglen” en Buenos Aires, con Jaime o De Vido armando las listas?

Comprender la complejidad
Hay que superar una dialéctica cerrada, que no permite asumir la complejidad de lo real. Nosotros, para no perdernos en laberintos analíticos y sofismas forzados, queremos situarnos y ponernos al lado de los empobrecidos. Un lugar que define desde donde queremos hablar y actuar. Por eso, no podemos dejar de decir que la pobreza a fines de 2008 alcanzaba al 30% de la población, o sea, la existencia de aproximadamente 2,2 millones de hogares argentinos que estarían actualmente en situación de pobreza (cfr. Informe UCA, Buenos Aires, 30 Mar. 09). Esta pobreza es ahora aún mayor.
Si sabemos que hay recursos para superar esta situación ¿no vale la pena acaso que en estas elecciones expresemos, entre otros descontentos e insatisfacciones, este escándalo tremendo y violento? Y por eso ¿estaremos del lado de los anti patria?
Estamos en momentos complejos y por eso creativos de la vida política argentina. No es tiempo para descalificaciones mutuas, para chicanas baratas o de las otras, ni para estigmatizarnos. Respetamos a los que quieran votar a favor del gobierno kirnerista como la única opción; no los acusamos de vendepatrias, pero debemos advertirles que si encierran la realidad entre dos y solo dos opciones, no les quedará otra que tratarnos, a los que pensamos, sentimos y votamos distinto, como si fuéramos enemigos. Lo que aumentará la confrontación estéril, endureciendo discursos entre los que estamos en el campo popular, lo que solo producirá más desgarramientos y exacerbaciones, lo cual es funcional al enemigo y, por eso mismo, un grave error de apreciación. El grave riesgo de simplificar la realidad.

Porque no votar, en Córdoba, a los candidatos de Kirchner

Aclaro, que no voy a opinar sobre el vestuario de la presidenta, sobre su peinado o sobre su carácter personal, esas sí que son nimiedades…

1. Porque si la definición de Néstor Kirncher primero y luego de Cristina, su esposa, fue y es por un “capitalismo serio”, por un “capitalismo nuevo”, no puedo acordar ideológicamente y debo expresar mi disconformidad, una elección legislativa es una buena oportunidad. Nada tiene de nacional y popular esta definición.
2. Porque abandonó el proyecto de la transversalidad, lo que le daba realmente aires nuevos, de popular y nacional, y se recostó en el aparato del Partido Justicialista. La adhesión de Moyano, Saadi, Barrionuevo, Scioli, Anibal Fernández… lo demuestran claramente.
3. Porque no creo que las reformas hacia la izquierda, que se han realizado en otros países de Latinoamérica, como Bolivia y Venezuela, no se hagan en Argentina porque no están dadas las condiciones, más bien, no se dan porque la definición ideológica capitalista del kirnerismo es la que marca el rumbo.
4. Porque necesitamos legisladores que puedan ayudar al gobierno a avanzar en las reformas todavía pendientes, por izquierda, y no fortalecerlo. No es sano un Congreso adicto al poder, ni un poder con un Congreso adicto.
5. Porque no creo que el clima destituyente o el golpe de baja intensidad, de la derecha oligárquica, sea tan fuerte, tan profundo ni tan arraigado en los sectores populares. No está en juego, como algunos pretenden decirlo, “kirnerismo o anti patria”. Es más, si hoy se votara en una elección presidencial, entre Cristina, y Carrio, o Macri, o Rodríguez Saa… no me cabe duda de que votaría por Cristina. Pero no está en juego esa elección en este caso. Creo que éste es el punto de partida, en mi parecer equivocado, que lleva a muchos compañeros y compañeras del campo popular, a proponer votar como una opción dramática y absoluta, a los candidatos del kirchnerismo.
6. Porque Acastello es un candidato impuesto desde Buenos Aires, y no ha dejado de ser menemista y delasotista herido, y porque los candidatos del “giacominismo”, fueron desleales a Luis Juez, entre ellos Horacio Viqueira, quien les dio el lugar que ocupan. Porque es incomprensible que Carmen Nebreda, aliada hasta ayer del gobernador Schiaretti, ahora este en la lista contraria. Además, reconozcamos que el “soldado” de la Presidenta, es más kirchnerista por necesidad de financiación que por convicción.

(*) Sacerdote católico

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Los escombros de la República

Esto no es democracia. La campaña electoral para los comicios legislativos del 28 de junio es una burla infamante. No es, como dicen analistas en pose de listos, que los candidatos no tengan ideas ni propuestas. Mucho peor: es que no pueden decir la verdad de lo que harán cuando lleguen a sus bancas.
Entonces ocultan, tergiversan y mienten. Y para hacerlo, gastan millones de dólares. Los publicistas reemplazan a hombres y mujeres con ideas de futuro y proyectos de sociedad y de nación. Los candidatos sonríen para afiches que envenenan las ciudades. El clientelismo repugna.
De los candidatos principales, no hay uno solo que convoque al estudio, el debate, la participación de la ciudadanía. Nadie habla de la situación real en Argentina, mucho menos del colapso mundial del capitalismo y las consecuencias que traerá a estas tierras. Sus discursos dan vergüenza. No saben armar una oración completa; son ignorantes y cínicos. Es el resultado de la total desintegración de la vieja Argentina. Y la insoportable demora en el nacimiento de la nueva.

Con candidatos funambulescos, la oposición burguesa trata desesperadamente de edificar una alternativa. Están perdidos de antemano. Podrán incluso obtener muchos votos, porque el rechazo al oficialismo es día a día mayor, pero no lograrán en ninguna hipótesis afirmar una dirigencia alternativa para el capital. El imperialismo y sus socios están huérfanos. Individuos como De Narváez, Macri o Solá no pueden ganar el respaldo sostenido de nadie, siquiera en su propia clase de zánganos, explotadores, entreguistas y delincuentes.
L
as llamadas “candidaturas testimoniales” son un insulto a la sociedad. ¿Cómo pueden suponer que alguien con un mínimo de lucidez y autoestima los vote? Confían en que la idiotización sistemática alimentada por los medios los ayude. Y vuelcan cantidades obscenas de recursos para comprar voluntades... sólo que la mayor parte de estos queda en mano de punteros inescrupulosos. En todo caso, los votos obtenidos con tales métodos valen menos que un suspiro en el vendaval.

El sólo hecho de que después de haber hecho gala de altura conceptual exhibiendo su condición de “pingüino”, Néstor Kirchner sea candidato a diputado por Buenos Aires, indica que saben el riesgo que corren. El adelanto de la elección, junto a los otros recursos desesperados (a los que hay que sumarles una sospechosa maniobra con el cambio masivo de los lugares de votación), no les cambia el panorama y todo indica que, con más o menos puntos obtenidos en Buenos Aires, el poder central quedará debilitado al extremo en la noche del 28.
El oficialismo perderá en Capital Federal, Córdoba, Santa Fe y Mendoza, para citar sólo los distritos de mayor peso luego de Buenos Aires. Y perderá mal. Rossi en Santa Fe, Acastello en Córdoba, Heller en Buenos Aires, no superan el 10%. Y alguno de ellos puede incluso hacer un papelón mayor.
En todo el interior, las clases medias agrarias y citadinas se vuelcan masivamente contra el oficialismo. Buena parte de los trabajadores es arrastrada por esa tendencia. Apoyado en el putrefacto aparato “pejotista” (así lo llamaban Kirchner y su esposa antes de dejarse atrapar por la telaraña), el gobierno nacional intenta frenar la debacle enviando dádivas a los más desposeídos. Seguros de lo que viene, los señores feudales del pejotismo interior ya han formado su Liga de gobernadores (como en 2001).
Pocos quisieron entender el significado de que en 2007 tres personas decidieran que una de ellas sería la candidata presidencial. Una de ellas era el entonces Presidente. La otra, quien impuso el criterio, era el jefe de gabinete y fue expulsado por la víctima de la maniobra, pocos meses después.
Ya entonces la República estaba en ruinas. Y lejos de recomponerse, veía caer sus últimas columnas formales. Ahora todo es escombros en el aparato institucional del poder capitalista.

¿Podrán los genuinos intérpretes de las necesidades de la nación y su pueblo edificar a tiempo un entramado transformador y eficiente, para tomar las riendas del poder político y construir un nuevo país? He allí el desafío.

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En tren hacia la emancipación

Por MoNaFe

A tres años y medio de haberse constituido el Movimiento Nacional Ferroviario (MoNaFe), como herramienta de luchas sindical pero a la vez territorial nacional de los ferroviarios, hemos tenido que madurar de golpe en un sinfín de aspectos: político, sindical, revisionista y sobre todo estudiar y entender esa palabra históricamente vapuleada como es la unidad.
Caminar y pregonar el tema ferroviario en estos años, nos ha dado un panorama nuevo sobre lo comunicacional, y a través de él, en el entendimiento de todas las capas poblacionales y de diferentes procedencias, discursos, tradiciones, etc.
La necesidad primitiva y básica de nuestro pueblo de encauzar la idea política hacia una unidad de acción en cuestiones mínimas pero fundamentales, de soberanía y de carácter antiimperialista, como lo puede ser propugnar la nacionalización de los ferrocarriles, nos impulsa a llevar a cabo el profundo debate acerca de las necesarias nacionalizaciones en todas las áreas estratégicas de la nación.
El trabajo realizado por nosotros se viene llevando a cabo en colegios, teatros, sociedades de fomento, universidades, sindicatos. También empezamos a tener una presencia en la CGT regional Zona Norte, introduciendo el debate en el movimiento obrero, y llevamos la discusión a las provincias del interior, aunque todavía nos falta trabajar aquí. Es así, que la discusión no pasa por tener un tren para trasladarnos, sino sobre la imperiosa necesidad de llevar un tren por todo el país, que lleve la idea de industrializar el interior. Con esto corremos el eje ideológico-histórico de la clase dominante, para contraponerle un proyecto industrialista con fuerte basamento popular para darle proyección social a la propuesta.
El debate en la comunidad educativa tiene que tener un capítulo aparte, pero básicamente hay que entender la idea de nación apuntando al estudio, al debate crítico y con contenido social.
A través de La próxima estación, la película de Pino Solanas, entendimos y nos beneficiamos del efecto multiplicador que ésta causó en los ciudadanos y nos animamos a caminar solos en todos aquellos auditorios en los que se podía empezar a construir un movimiento verdaderamente nacional.
A tal efecto, y coherente con el llamado a la unidad es que hacemos una convocatoria a profundizar junto a todas las fuerzas políticas del campo popular esta idea.
Sabemos que al igual que nosotros, en nuestro país hay fuerzas de compañeros, ya sean cooperativas, asociaciones, movimientos, partidos, etc, que están en la misma idea y apuntan a la unidad. Es de aquí que tiene que salir la Fuerza Política Popular que ponga al país soberano de pie económica y políticamente.

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Carta a los ex-integrantes del "Encuentro Nacional"


Llamado a la reflexión
Por Federico J. Pagura (*)


“Los que ignoran las lecciones de la historia
están condenados a repetirlas” (Santayana)

“No trato de convencer a mi adversario
que está en el error
sino de unirme a él en una verdad más alta” (Lacodaire)

Queridos compañeras y compañeros:
Cuando recuerdo el espíritu y la mística que llegaron a movilizarnos en el “Encuentro Nacional”...Y a nosotros las rosarinas y los rosarinos en el Pronapo (Proyecto Nacional y Popular)...
Nos parece imposible entender y aceptar todos los movimientos, cambios, alianzas y contralianzas que se han ido produciendo en estos difíciles momentos que atraviesa la República. Las distintas posiciones que van tomando los numerosos protagonistas del Encuentro Nacional, el total desencuentro de sectores del mundo agrario con el gobierno de los Kirchner, las consecuencias de la muerte del ex presidente Alfonsín, la crisis mundial (civilizatoria) que en distintos grados va afectando a todas las naciones de la tierra, con el peligro de que, una vez más, se haga les pagar a los pobres y excluidos de la sociedad, la ambición, la usura y el amor al poder de los llamados “grandes, ricos y poderosos”, uno se pregunta: “Qué nos ha pasado, que aún los que fuimos compañeros, hermanos y amigos, en algunos tristes casos nos hemos convertido en enemigos, y desconocedores de algunas de las grandes coincidencias y valores que habíamos aprobado juntos en los encuentros realizados. Como por lo menos en tres de las grandes Asambleas convocadas me tocó la responsabilidad de abrir y motivar la tarea a realizarse (en Rosario, Santa Fe y finalmente en Buenos Aires), me pregunto: ¿Fue en vano todo el tiempo, los dineros y las energías que invertimos en esas jornadas? ¡Qué sensación, qué sabor ha quedado en los muchos ciudadanos y ciudadanas que escucharon ávidamente y aplaudieron entusiasmados nuestras palabras y nuestras propuestas en esas ocasiones?
Evidentemente hoy muchas cosas han cambiado en nuestro país, en nuestra América Latina y el Caribe, así como en la humanidad entera. Hay nuevos vientos de esperanza que hace unos pocos años parecían imposibles, aún ciertas señales que se observaban en el corazón del imperio y de algunos de sus satélites, que abren algunas posibilidades inesperadas, a las que debemos estar atentos. Señales que nos plantean preguntas candentes como esta: “¿Creemos de veras, que como reiteradamente lo hemos afirmado desde el Foro Social Mundial, “Otro mundo es posible, urgente e indispensable”, si queremos evitar nuevas catástrofes, que tanto en la naturaleza como en el mundo de la economía y de la política, nos sacudan o nos destruyan?”. O la que algunos, desde la perspectiva de la fe nos formulamos cuando decimos: ¿Es todavía posible que “el poder del Amor” pueda ayudarnos a superar “el amor al poder”, que finalmente e inexorablemente conduce a la auto-destrucción?
En una vieja película que planteaba dramáticamente los peligros de un inminente fin del mundo y de la historia, un pequeño grupo religioso clamaba en la esquina de una de las grandes metrópolis contemporáneas, a través de un enorme lienzo o cartel:
“¡Aún hay tiempo, hermanos!” Y esa es la gran pregunta que como argentinos, latinoamericanos y caribeños, tendríamos que formularnos muy seriamente, ante las elecciones que se aproximan y los cambios que se avizoran en el panorama mundial.
Con humildad, pero también con profunda angustia y pasión, planteamos este interrogante, a la luz del desafiante pensamiento de Lacordaire, y en razón de las decisiones que tendremos que tomar, en medio del torbellino electoral en que nos hallamos envueltos.
Con afecto fraterno, en angustia y esperanza a la vez.

(*) Obispo (E) Iglesia Evangélica Metodista Argentina

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Santa Fe y la Nación


Por Carlos del Frade (*)

Los grandes medios de comunicación de Buenos Aires anticipan que el resultado de las elecciones del próximo 28 de junio en la provincia de Santa Fe decidirá la suerte de dos potenciales candidatos a presidente de la Nación: Hermes Binner y Carlos Reutemann. El territorio santafesino, entonces, es clave en relación al futuro político del país. De allí la necesidad de pensar qué ocurre en la vida cotidiana de los más de tres millones de habitantes en la provincia.

Los últimos datos oficiales informan que los santafesinos producen más de 70 mil millones de pesos por año. Cifra que lleva el denominado producto bruto per capita a casi 22 mil en doce meses. Esto quiere decir que cada santafesino adulto en edad de producción debería ganar, como mínimo, cuatro mil pesos mensuales. Eso, sin embargo, no ocurre. No hay distribución de riquezas. Al contrario, hay concentración de riquezas.
Las 38 grandes empresas con asiento en Santa Fe y que forman parte de las 200 que más venden en la Argentina, facturan entre 56 mil pesos y mil pesos cada sesenta segundos, según los balances de las mismas.
En forma paralela, hay más de 611 mil chicas y chicos menores de catorce años sumergidos en la pobreza, de los cuales más de 301 mil son indigentes.
Pibas y pibes que no comen bien o no viven en lugares adecuados o no pueden vestirse como corresponde o no asisten todos los días a la escuela.
Dos mapas superpuestos explican la situación de la provincia.
Si se coloca la geografía santafesina que tiene áreas o parques industriales sobre cualquiera que presente la división política en departamentos, surge una evidencia: donde no hay industria se registran los más altos índices de desocupación y pobreza. Así como sucede a nivel nacional, en la provincia se ha profundizado la concentración de riquezas, la extranjerización de la economía y el aumento de la indigencia.
No es casual que en las últimas semanas haya aparecido la noticia de la exportación de casi cien kilogramos de cocaína en el interior de los troncos de palos borrachos desde el castigado departamento de San Javier. Narcotráfico emergente en un lugar sin desarrollo industrial y que suele mencionarse en la ruta del turismo sexual con casi adolescentes desde principios de los años noventa. Pero este hecho puntual de San Javier se repite a lo largo y ancho de la provincia.
Al igual que el país, la explotación irracional de los recursos naturales en peligrosa combinación con el modelo extractivo de la soja y derivados con su consiguiente expansión de la frontera agrícola, presenta la pérdida de biodiversidad en la zona de islas, la casi extinción de la fauna ictícola y la desertificación de gran parte del territorio.
La secuencia sequía – inundación es el resultado de grandes negocios llevados a cabo por multinacionales que nunca indemnizaron al pueblo santafesino por los costos sociales y ecológicos que dejaron al territorio.
La ausencia del ferrocarril como medio de comunicación humano y no solamente como transporte de la riqueza al exterior, desarticuló el mercado interno y la incipiente industria local en varios puntos de la provincia.
Desde los años noventa en adelante, la precarización laboral es el documento de identidad de las mayorías trabajadoras. La estabilidad apenas llega a menos de la mitad de la población ocupada y las jornadas se extienden a más de diez horas diarias.
Las fuerzas de seguridad, nacionales y provinciales, conviven con el delito cuando no lo fomentan, tal como surge del expediente que investigó el crimen de Sandra Cabrera en donde queda demostrado cómo integrantes de la policía federal y la santafesina explotan a las meretrices para vender drogas en las calles rosarinas. De allí que no habrá seguridad hasta tanto no haya una especie de CONADEP de esas mismas fuerzas que hoy promueven más la delincuencia que su prevención.
Por otro lado no hay democratización en los grandes medios de comunicación de la provincia, de allí la urgencia de discutir en profundidad no solamente el anteproyecto presentado por el oficialismo en torno a la denominada nueva ley de servicios de producción audiovisual sino también una revisión política y social en torno al rol que cumplen las grandes empresas periodísticas asentadas en las principales ciudades de Santa Fe.
Proyecto Sur Santa Fe, entonces, pelea en contra de la concentración de la riqueza y la tierra, el modelo extractivo y depredador de los recursos naturales, por la recuperación de un desarrollo industrial vinculado a las necesidades internas, del tren para todos, la educación pública, la democratización en los medios de comunicación, la universidad y la ciencia al servicio de las mayorías, trabajo digno, asignación universal por hijos, creación de audiencias públicas que controlen a los organismos nacionales y capitales privados desde las comunidades escolares construyendo ESCOBAS, espacios comunicacionales barriales, que debatan y sancionen a funcionarios que funcionan en relación a intereses minoritarios como expresión concreta de democratizar la democracia, por leyes que castiguen la evasión y elusión de ganancias y el lavado de dinero y que devuelva al estado provincial una herramienta financiera propia para impulsar el desarrollo con inclusión, la soberanía alimentaria y la creación de un ministerio de deporte a nivel nacional y otros tantos en los estados provinciales a fin de darle lugar y sentido colectivo a los destinos individuales de nuestros pibes.
Venimos a pelear por lo que queremos en contra de lo que no queremos.
Con la idea de recuperar la dimensión colectiva del afecto.
Por eso intentamos acercarnos a nuestro pueblo para cambiar y transformar la realidad.
Porque para que nuestros hijos tengan un futuro hay que recuperar lo que nos robaron, material y espiritualmente. De eso se trata Proyecto Sur Santa Fe.

(*) Primer candidato a diputado nacional por PSA – Proyecto Sur de la provincia de Santa Fe.

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