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jueves, 13 de agosto de 2009

Análisis: Hegemonía y crisis educativa


*Por Jorge Cardelli

La crisis de la educación ha continuado profundizándose en la medida que avanza la desigualdad económica, social, cultural y política. La situación actual es mucho más grave que la que teníamos a principios de la década de los noventa; y está lejos de ser comprendida por el gobierno nacional, que también en este plano está más preocupado por no tener un frente conflictivo que por enfrentar las causas que lo provocan. Buscó salir de la política de la implementación de la Ley Federal pero no a través de una propuesta alternativa sino de frenar y reordenar su aplicación.
Según el discurso dominante la educación tiene en la igualdad una de sus razones de ser y desde este objetivo se constituye como institución. La contraofensiva neoliberal en el plano educativo se hizo bajo la denuncia de que la misma no cumplía con los objetivos de contribuir a la igualdad y en particular la educación pública. Por esta razón vino la Ley Federal, los CBC y toda la batería político-ideológica de justificación del modelo mercantilista y empresarial, que continúa en expansión más allá de su total fracaso justamente en el plano de la contribución a la igualdad.


La realidad es que las políticas neoliberales y la consecuente desigualdad que generan han debilitado por un lado la voluntad de educarse de importantes sectores populares y por otro lado han reducido a la nada el papel de orientación pedagógica de la educación pública y de garantía de una educación igual para todos. La educación privada ha asumido el mando pedagógico hasta como referencia de la escuela pública. Tiene características elitistas y más que la igualdad busca estratificar y justificar la desigualdad existente. Esto también se muestra de manera creciente en muchas escuelas públicas donde el racismo es uno de los métodos de selección. Un aspecto clave de la política neoliberal que profundiza la crisis educativa es el debilitamiento pedagógico de la institución escolar pública. En este sentido, la evaluación según parámetros internacionales, en realidad eurocéntricos, es una de las herramientas de esta estrategia de debilitamiento. Esta línea de acción se complementa con el autoritarismo curricular canalizado por vía de las tecnocracias ministeriales, la industria editorial o el comercio de la capacitación. El polo de la educación privada crece como modelo de organización y como referencia pedagógica y se tiende a naturalizar la desigualdad en el plano de la cultura y luego en el plano político. Otro elemento activo en el debilitamiento de las instituciones escolares públicas es el creciente empobrecimiento material de las mismas. Esto se ve en términos salariales y de posibilidades sociales y culturales de los educadores. También en términos didácticos y de infraestructura. En la misma dirección de profundización de la crisis educativa está la observación de que la educación universitaria es cada vez más cara y a su vez más carente de horizontes. La sequía presupuestaria se ha convertido en una estrategia de presión hacia la mercantilización de la universidad. La lógica del capital busca trasladar el centro de las preocupaciones académicas de los profesores universitarios a la búsqueda de financiamiento, a la mejora salarial y a la legitimidad de su producción científica y pedagógica que deberá encuadrarse en las pautas de lo que hoy se denomina la “internacionalización” de la educación superior, eufemismo del proceso de norteamericanización. La preocupación por una enseñanza de grado comprometida con el protagonismo ciudadano y con el desarrollo de un proyecto nacional, democrático y de liberación nacional y latinoamericano, ha quedado secundarizada en aras de una productividad mercantilizada y eficiente y que en los hechos legitima la dominación imperial y las estructuras dependientes de nuestra nación. Otro elemento que activa la crisis educativa es la desocupación, persistente a través de los años, que tiende a generar una cultura de pobreza, una ideología de resignación social basada en el miedo y una actitud pasiva para el mediano plazo. Otro punto son las transformaciones culturales e ideológicas que introdujo el neoliberalismo. Sobre este tema y a manera de cierre es importante decir que desde la perspectiva neoliberal, y a partir del desarrollo de las comunicaciones, la cultura se ha ido convirtiendo en un elemento central a la hora de construcción de hegemonía y también por este camino en un importante condicionante de la actividad pedagógica en las instituciones educativas.

*Diputado electo de Proyecto Sur por la Ciudad de Buenos Aires, dirigente gremial de la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA).

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