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jueves, 13 de agosto de 2009

Políticas Autogestionarias de Hábitat Popular: Hacia nuevas relaciones sociales


Por Néstor Jeifetz*

Uno de los ejes básicos de las políticas autogestionarias, a ser asumidas e impulsadas desde el movimiento popular, tiene que ver con cambiar la direccionalidad históricamente dominante de las políticas estatales de hábitat- expresadas en la transferencia de recursos financieros a las empresas- redireccionando drásticamente dicha transferencia hacia las organizaciones sociales. Este cambio tiene que ver con pensar un Estado que no esté al servicio de la lógica del lucro, sino al de la generación de bienes de uso y que no sea garante de los negocios, que no use las necesidades populares como excusas instrumentales para la generación de lucro por parte de los grupos constructores inmobiliarios; sino que sea instrumento en manos del pueblo, instalándose como materializador de las necesidades populares de hábitat por fuera y enfrentando a la lógica mercantil; apostando a la centralidad del movimiento popular colectivamente organizado como autoproductor de sus requerimientos locacionales, habitacionales, de infraestructura y servicios y de equipamiento comunitario y productivo.

Al mismo tiempo, como no hay hábitat sin suelo, es estratégico construir, conquistar y aplicar la misma lógica anteriormente explicitada, en relación a la transferencia de suelo. Es eje de políticas autogestionarias de hábitat la prioritaria puesta del patrimonio físico, del parque inmobiliario estatal de suelo y edificios, al servicio de las necesidades populares. Desde ésta lógica debe fortalecerse el patrimonio estatal; es decir: desde una inicial protección del patrimonio existente, avanzar en su potenciamiento, su crecimiento materializable, por ejemplo, a través de la incorporación de inmuebles ociosos, “parasitarios” o “de engorde” en función de las inversiones estatales que le agreguen valor, sin inversiones del famoso capital de riesgo. Crecimiento de la propiedad inmobiliaria estatal, construcción en realidad del Banco Social de Inmuebles, expropiando predios con histórico endeudamiento impositivo o como producto de generación de recursos devenidos del diseño e implementación de una estructura tributaria de carácter fuertemente progresivo. Un tercer eje fundamental es crear las condiciones necesarias y suficientes para que las dos transferencias antes mencionadas confluyan en la factibilidad de ejecutar y materializar el nuevo hábitat popular a través de organizaciones sociales fundadas, organizadas, en relaciones de producción autogestionarias de carácter solidario. La recuperación de las ancestrales prácticas solidarias de nuestros pueblos originarios, son instrumentos que cualifican esa fundamentación y generan alternativas de trabajo genuino en los cooperativistas.

Concepciones

Desde la construcción en el seno de las organizaciones populares integrados por los colectivos cooperativos de vivienda, de trabajo y de equipos profesionales interdisciplinarios las familias son parte central: En las decisiones de dónde vivir; en las interactuadas con las demandas vecino-barriales referidas a qué actividades programáticas a incorporar desde la incluyente y totalizadora noción de habitat; en qué modelo y concepción espacio-funcional materializar para la definición de su conjunto desde una mirada de aporte y enriquecimiento al tejido urbano preexistente; y desde luego, en qué vivienda tener para vivir, tanto desde las necesidades cuantitativas, las adecuaciones a las dinámicas familiares y los modos de vida. Reivindicamos la propiedad colectiva: como expresión directa de procesos genuinos de tal mismo carácter; como instrumento de seguridad de tenencia de los sectores populares; como defensa de lo ganado por las organizaciones populares frente a la voracidad de la especulación inmobiliaria; como instrumento para que lo que se gana colectivamente, no se pierda de modo individual; como materialización de un modo permanente de vida, no como instrumento transitorio; como posibilitador de la adecuación de las tipologías habitacionales a la dinámica familiar . Finalmente, entendemos que los cinco ejes planteados direccionan políticas que en lo sectorial y específico generan productos de significativo menor costo que los emergentes de la lógica de la ganancia; que materializan hábitat cualitativamente superiores a los seriados y anémicos conjuntos de “vivienda social”. El hábitat así parido, engendrado y producido, implica un nivel de apropiación colectivo, familiar e individual, en y desde el marco esencial de desarrollo de humanidad, absolutamente irremplazable por modos de producción de bienes de cambio, alienante dosificador, deshumanizante. Desde una mirada más estratégica, entendemos que las políticas autogestionarias están esencialmente marcando el camino de construcción de una nueva sociedad y planteando la generación de procesos de apropiación conciente de lucha por el manejo de los recursos estatales; los recursos de todo el pueblo. Y la construcción en ese proceso de nuevas relaciones sociales, sin explotadores ni explotados.

*Titular del Movimiento Ocupantes e Inquilinos (MOI- CTA)

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