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martes, 14 de julio de 2009

Hacia una construcción con horizonte socialista

Por Néstor Jeifetz

Una primera impresión es que estamos transitando un escenario de potenciales polarizaciones y consecuentemente de indispensable asunción de responsabilidades en la construcción de procesos populares ciertos, cotidianamente claros, direccionados hacia la transformación estructural de nuestra sociedad.
Por una parte, una visible derechización de las representatividades políticas -visualizada ya desde antes de la circunstancia electoral- expresada en el triunfo de Narváez en Provincia de Buenos Aires; derechización potenciada tanto por el proceso de debilitamiento del kirchnerismo, como también por la intrascendencia y dañina práctica del “progresismo” nacional y latinoamericano.
Por otra parte, frente a éste escenario, los resultados de Capital Federal nítidamente y los de Provincia todavía mas embrionariamente, están marcando que la consigna “Ahora Es Cuando”, de convocatoria a construir la Constituyente Social como camino y parte del estratégico Movimiento Político, Social y Cultural de Liberación mandatado por los Congresos de la CTA – no claramente por el último - está expresando la otra polaridad del actual escenario nacional.
En tanto construcción de escenario de polarización, el único modo de enfrentar a la derecha fachistoide y obsecuente con los intereses multinacionales, así como de superar las gobernabilidades y disfraces del kirchnerismo y del progresismo, es la imprescindible construcción amplia y profunda de la herramienta política de nuestro pueblo, de carácter antiimperialista y anticapitalista hacia un horizonte socialista.


Esta es una etapa en que la recuperación de la historia, la recuperación de las historias – de las grandes historias de liberación de la humanidad hasta las historias cuasi vecinales, las mas cercanas temporal y físicamente – se transforma, entiendo, en uno de los ejes de ésta etapa. Recuperar la historia es capacidad de recuperar integraciones; es posibilidad de salir de los autismos estructuralmente funcionales a la lógica dominante; implica darnos la posibilidad de tomar contacto, conocer, socializar y capitalizar prácticas y conocimientos transitados por nuestro pueblo. Y significa simultáneamente recuperar una lógica del pensar, una lógica de generar conocimiento: no la inmediatista e infantilmente autocéntrica; sino la de mayor perspectiva y la de construcción dinámica. Y desde luego significa rechazar, casi repudiar, la utilización de la historia como un fósil inofensivo y emplaquetado: nuestros amados muertos murieron viviendo; y vivieron con el sueño de parir una nueva sociedad, la sociedad socialista; y el único modo de tener derecho a su recuerdo, es recuperar tal sentido de sus vidas.
Este aspecto sumado a otro tres: la construcción cultural; la dialéctica relacional entre organizaciones sociales y Estado y la construcción de la herramienta política, constituyen 4 miradas hacia el adentro del movimiento popular y sus organizaciones; mirada que es central, dado que es el capital cuya construcción depende esencialmente de nosotros; de un nosotros humilde, generoso y profundo. Pensamos que la valoración estratégica de ésta mirada, es contracultural respecto a la muchas veces dominante “tirar la pelota afuera” que nos suele atravesar, tirada de pelota que aunque se verbalizada con las más profundas y virulentas caracterizaciones de nuestros enemigos en función de una perspectiva revolucionaria, carece esencialmente de fuerza para enfrentar y destruir a nuestros enemigos: el imperialismo y la sociedad capitalista desde la construcción de un horizonte socialista, horizonte lejano que para acercarlo y hacerlo conciente y afectivamente nuestro y posible, requiere imprescindiblemente de existencia cierta, palpable, verificable, en la cotidianidad.

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