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martes, 14 de julio de 2009

Polarización en Uruguay

Mujica, Lacalle y Bordaberry son los elegidos para competir en las elecciones presidenciales de este país. Se descuenta que uno de los dos primeros candidatos será el nuevo presidente oriental.

El 28 de junio la ciudadanía de Uruguay definió quienes serán los candidatos a la presidencia de la República de los diferentes partidos. José “Pepe” Mujica, líder tupamaro, obtuvo la mayoría absoluta de los votantes del Frente Amplio (52.04%), superando al defensor del modelo chileno Danilo Astori (39.68%) y al candidato del “centro”, Marcos Carámbula (8.28%). Luis Lacalle, ex presidente (1990-1995), admirador de Menem y claro exponente del neoliberalismo, venció en la interna del Partido Nacional a Jorge Larrañaga (57% a 43%). Pedro Bordaberry, hijo del dictador preso José María, arrasó en la interna del Partido Colorado con el 75% de votantes.



Otros dos partidos fueron habilitados para concurrir a las urnas en octubre: el Partido Independiente, que ya tiene un diputado y la Asamblea Popular, separación por “la izquierda” del Frente Amplio. Se descuenta que el futuro presidente será Luis Lacalle o José Mujica. De no obtenerse la mitad más uno de los votos en octubre, se recurriría a un balotaje entre los dos más votados. La posibilidad de victoria de Mujica radica en obtener esa mayoría sin que sea necesario el balotaje. Si se fuera a éste, se acrecienta la posibilidad presidencial de Lacalle, pues se le sumarían los votantes del Partido Colorado y del Independiente. Tres consideraciones son imprescindibles. La primera: a diferencia de la elección de octubre y eventual segunda vuelta o balotaje, el voto fue voluntario y no obligatorio. La segunda: no se trata de una competencia entre partidos, sino al interior de cada uno de ellos. La tercera: para que un partido sea habilitado a presentarse en octubre se requiere un mínimo de 500 votos, de un padrón compuesto por 2.600.000 ciudadanos. La consulta ha sido sorpresiva en dos aspectos. Mientras en las dos únicas instancias anteriores, se registró una concurrencia del 54% en 1999 y de 45.7% en 2004 y las encuestadoras estimaron que sería del 54%, apenas votaron el 44.44% de los habilitados, y Montevideo, la ciudad más poblada y de hegemonía frenteamplista, fue una de las dos de menor concurrencia de votantes (40%). Y contra las previsiones, el Partido Nacional alcanzó el 46% del total de votantes, el Frente el 41 % y el P. Colorado el 12%. Los otros partidos que llegaron a los 500 votos requeridos para poder presentarse a las elecciones de octubre fueron la Asamblea Popular (26 de Marzo y aliados, alejados del Frente) y el Partido Independiente (aliado de los blancos y colorados), con apenas el 0.37% y 0.33% respectivamente. Hubo otros tres partidos que no alcanzaron el mínimo de los 500 votantes. Ha sido manifiesta la apatía de los frenteamplistas. Debido a que el presidente Tabaré Vázquez se ha preocupado de separar bien la gestión del gobierno de las opiniones del Frente Amplio, cuya presencia más bien molesta al gobierno, aquél ha ido perdiendo presencia militante y “musculatura” en opinión del politólogo Oscar Bottinelli. Como también ha sido categórico el pronunciamiento electoral a favor de Mujica, el candidato de definiciones antiimperialistas, integracionista de América Latina y de mayor arraigo en las clases y sectores más desvalidos. La lucha de clases, expresada en dos bloques político-sociales enfrentados, será dura y de consecuencias para la región. La victoria de Lacalle implicaría la separación de Uruguay del Mercosur, de Unasur, un probable TLC con EE.UU., privatizaciones, desregulación laboral, reducción del “gasto social”. La de Mujica, implicaría la voluntad integracionista a nivel regional, la defensa de las empresas públicas y de la soberanía y la reducción de las desigualdades económico-sociales. El acusado `populista’ Mujica, admirador de Lula, presagia un posible viraje a la izquierda del gobierno actual, aunque esa intención puede ser contrarrestada con la presencia de Astori, como vicepresidente. Mucho dependerá de la correlación de fuerzas que los diferentes sectores del Frente tengan en octubre.

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