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jueves, 15 de abril de 2010

Córdoba a la deriva: Desastre en el sistema sanitario


Por Raúl Jiménez

Crímenes: el autor de las dos denuncias que se reproducen a continuación es médico, actual Legislador por el Frente Cívico y ex secretario de Salud de la ciudad Capital. La gravedad de estos cargos muestra un gobierno sin un mínimo de consideración humana, sin reflejos, sin capacidad de reacción, que continúa su marcha desoyendo los reclamos de infraestructura hospitalaria, de recursos humanos y de insumos.

revelados por el Gobierno de la Provincia de Córdoba acerca del sideral crecimiento de la mortalidad materna durante el año 2009 deja al descubierto la inutilidad de la retórica ministerial. En el año 2009 el número de mamás que fallecieron durante el embarazo, el parto o el puerperio duplicó la cifra de 2008 y quintuplicó las muertes de 2007. La autoridad sanitaria adjudica este aumento a un supuesto subregistro anterior y estima que por este mismo motivo las cifras del 2010 pueden ser más escandalosas todavía. Lo que el Ministro no dice es que de verificarse el supuesto subregistro la responsabilidad correría por su cuenta, ya que hace más de tres años que es él la máxima autoridad de Salud y hace diez que el gobierno de la provincia es responsabilidad de Unión por Córdoba, coalición, vale la pena recordarlo, a la que pertenece el Ministro. Que las fallas en la anotación (o en el registro) de las mujeres fallecidas sea la explicación que justifique este incremento significa que el Ministro observa detrás de estos números nada más que números. Detrás no hay desolación ni incertidumbre. Sólo de este modo se pueden entender las argumentaciones, más ligadas a un pleito estival de oficina que al estruendoso y objetivo fracaso de una política de Estado. En Córdoba mueren cinco veces más mujeres embarazadas que hace dos años. Más de la mitad de estas muertes podrían evitarse si el Estado no estuviese ausente. Estos datos resisten la frivolidad de las declaraciones de un Ministro, que por sus justificaciones parece que recién llega y por la magnitud de su autocrítica parece que nunca estuvo. De las 40 pacientes fallecidas en el 2009, 14 tuvieron relacionadas con la gripe A. El Ministerio continúa sin responder las causas de muerte de las 26 mujeres restantes ni su distribución por región geográfica. Seguramente la sombra de la muerte por el aborto provocado envuelve un número que el gobierno oculta o desconoce. O le da lo mismo. De todos modos las consecuencias se verifican en los ojos desconcertados de los familiares que resignados se encogen de hombros, sin entender, cuando el Ministro explica el drama con la magia del subregistro. Este indicador, mortalidad materna, expresa el número más grave desde hace 15 años en la Provincia de Córdoba. Y esto, además del valor estadístico, significa hogares vacíos, hermanos solos y papás peleando por la subsistencia. No existe un mal mayor. Por eso las justificaciones del gobierno no están dirigidas a quienes vivieron la agonía de un familiar cuya muerte pudo haberse evitado. Las explicaciones mediáticas sobre esta tragedia sanitaria pretenden banalizar el horror, minimizar la tragedia, hacer de la muerte de madres pobres un acontecimiento inmodificable y cotidiano. Sin embargo, a pesar de estos números el Gobernador acaba de afirmar en la apertura del 132 período legislativo que en Córdoba: "podríamos hablar de una revolución en silencio en salud”. Allá él. No hay convicción política ni deseo de transformar nada. Sólo especulación y autocomplacencia No estará de más aclarar que la mayoría de las mujeres fallecidas además de ser pobres tenían más de un hijo. Como tampoco será inútil recordar que mientras en el país este indicador mejora, en Córdoba el empeoramiento ha sido desmesurado. Como si fuera de otro pozo y en el centro de una de las crisis sanitarias más serias que ha vivido Córdoba, la máxima autoridad provincial de salud evalúa intensificar los raquíticos controles de embarazos de alto riesgo y relanzar los programas de Salud Reproductiva que la gestión a la que pertenece debió poner en marcha hace 10 años. Sin reflejos, sin capacidad de reacción el gobierno continúa su camino desoyendo los reclamos de infraestructura hospitalaria, de recursos humanos y de insumos. Sin rumbo. A la deriva.

Morir en Villa Carlos Paz

La muerte de dos turistas en la ciudad de Carlos Paz deja al descubierto la extraordinaria crisis de la salud en nuestra provincia. Crisis que se manifiesta no solo en la tambaleante estructura sanitaria sino que además incluye la falta de idoneidad y compromiso de las autoridades de salud. La ciudad de Carlos Paz tiene aproximadamente setenta mil habitantes estables. En verano esta cifra supera los doscientos mil. Sin embargo en toda la ciudad no existe una sola cama de terapia intensiva que pertenezca al sector público. En septiembre del año pasado el Ministro de salud inauguró 16 camas de terapia en el hospital regional Domingo Funes, ubicado a escasos 10 minutos de la ciudad. En la actualidad sólo funcionan cuatro camas. Según el Director del hospital esto se debe a la falta de personal. En la madrugada del domingo el señor Fortina sufrió una descompensación a la salida del teatro. Fue trasladado por un servicio de emergencia privado al hospital municipal Gumersindo Sayago. Desde allí Derivación de Pacientes comenzó la búsqueda de una cama de terapia ya que dicho hospital carece de este servicio. Una hora más tarde Derivación de Pacientes encontró una cama en Villa Del Rosario, localidad ubicada a 130 kilómetros de Carlos Paz. Según relato de la esposa de Fortina los propios médicos desaconsejaron el traslado por riesgoso y porque dudaban de las condiciones y complejidad de la terapia de Villa del Rosario y del más que precario equipamiento de la ambulancia que debía hacer el traslado. Por ejemplo: esta U.T.I. entre otras cosas carecía de marcapasos. Por ejemplo: la unidad de traslado demoró 20 minutos para recargar el oxígeno que se había agotado y la mascarilla que utilizó el Sr. Fortina en su último viaje a Córdoba fue una mascarilla pediátrica porque no había una de adultos. La familia, desesperadamente solicita a los médicos de Derivación de Pacientes que busquen una cama en el Sector Privado. Increíblemente y por razones que seguramente están ligadas a la más profunda de las miserias políticas la única clínica privada con Terapia y con disponibilidad de cama y que además está ubicada a cuadras de donde se descompuso Fortina no fue tenida en cuenta aparentemente porque su dueño Delamagiore, ex intendente vecinalista está enfrentado con Felpeto, actual intendente radical, que sin embargo junto a su Secretario de Salud y al Director del hospital habían asistido a la inauguración de esta terapia. Tiempo después de los bocaditos y el vino blanco, mientras los tres perdían la memoria el turista perdía su vida frente a la plaza de Alta Córdoba después de cinco horas de buscar sin éxito un lugar donde ser asistido. Dos días después el Ministro de Salud de la provincia descargaba culpas en los médicos que estaban a cargo de distintas unidades de Terapia Intensiva en hospitales de Capital y Alta Gracia suspendiéndolos provisoriamente hasta que finalice el sumario administrativo. Vale la pena recordar que paralelamente a la suspensión de los médicos, fuentes gremiales del SEP y UTS hicieron conocer que en el caso del hospital Tránsito Cáceres las 3 camas que el ministerio menciona como disponibles estaban inutilizables a tal punto que al viernes siguiente el Director del hospital decidió el triple y sorpresivo reemplazo. La médica suspendida en el hospital Misericordia, denunció que el Director la habría presionado obligándola a declarar que había camas disponibles a cambio de la renovación de su contrato. Todo un gauchito el hombre. El caso de la turista fallecida en una casa alquilada, también en Carlos Paz, merece un párrafo aparte. Los familiares de la señora infartada no pudieron conseguir el traslado hasta un centro de salud porque no existe este servicio público y porque el privado es caro. Conclusión; si el dinero no está, pasa lo que pasó. Nadie trasladó a la señora que finalmente murió mientras el servicio de emergencia privado arrastrado por la policía exigía a los familiares y frente al cadáver el cobro del supuesto trabajo. La sociedad cordobesa comprueba desolada que a cualquiera le puede pasar. Anota que la realidad está en la falta de insumos, en los salarios en negro o en la ausencia de una planificación sanitaria a largo plazo y no en la justificación permanente o en los fastuosos anuncios por venir Descubre que la salud ha dejado de ser en la provincia una cuestión de estado para convertirse en una cuestión de suerte.

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