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El Espejo Nro 194

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miércoles, 20 de octubre de 2010

Responde José Rigane (Secretario Adjunto)


1. Nosotros valoramos mucho esta elección en la CTA por diversas razones. Primero porque va a ser un antes y un después. Esto se certifica cuando vemos que han votado alrededor de 280 mil compañeros. Son pocas o casi ninguna las organizaciones políticas, sociales o gremiales que han tenido este grado de movilización en relación a un acto electoral. Si bien es cierto que algunos de nosotros teníamos la expectativa de que votara en vez de un 20%, un 40 o 50% del padrón. La conclusión es que habrá que revisar cuáles son los sectores que no estuvieron o no se vieron convocados a participar en las elecciones y habrá que analizar cómo corregir esta situación. Creo que muchos compañeros no entendieron que esta era una confrontación política, que había que definir hacía dónde va la central. Me parece que la CTA se va a recuperar rápidamente, en la medida que le saquen este corset que tiene ahora, donde la lista 1 ganó la elecciones pero no puede ejercer el derecho a conducir porque hay una lista que permanentemente recurre a cualquier artilugio para seguir presentando impugnaciones.

Creo que a pesar de las debilidades estas elecciones son altamente significativas, más aún cuando se las coloca en el contexto de una de las más grandes crisis del sistema capitalista y no se sabe todavía cuál será el final. El poder quiere una central dócil, sometida, que sea furgón de cola de sus proyectos. Ya tiene una central que es la CGT. Les preocupa que exista un sector de la sociedad que esté dispuesto a transitar un camino totalmente diferente.
2. La gran diferencia entre la lista 1 y la lista 10 que encabezaba Hugo Yasky, estaba, por un lado, en el contenido del desarrollo gremial, pero esencialmente en la iniciativa política. Ellos nunca estuvieron de acuerdo ni creyeron en la conformación de la Constituyente Social, a pesar de que votaron en el Congreso por unanimidad junto con nosotros.
Con esta posición estamos cumpliendo un mandato resuelto en el año 2002, en un Congreso Nacional de 9 mil delegados, en la ciudad de Mar del Plata: la construcción del movimiento político social y cultural por la liberación, que es un objetivo estratégico que trasciende a la CTA. De ahí la importancia de la autonomía, de los partidos políticos, los gobiernos y los patrones, pero hablamos de una construcción para transformar, no de un instrumento que actúe como factor de poder como es la CGT, que hoy actúa no por los derechos de los trabajadores, sino que ve como puede presionar para tener un cargo político en la lista de senadores y diputados en las próximas elecciones.
Me parece que la lista 10 puso el eje central en defender las políticas del gobierno. Al hacerlo, no entendió que ninguna construcción se hace aplaudiendo o criticando lo que hace un gobierno, sino sobre la base de propuestas, argumentos para convencer, persuadir, qué camino transitar para hacer esta construcción. Tenemos que hacernos cargo del conflicto social, reivindicar el 82% móvil para todos los jubilados, con el aporte de las patronales (que fueron reducidas en los años 90); salario familiar único para todo hijo de trabajador, superar la diferenciación existente; un incremento salarial de emergencia del salario mínimo vital y móvil; reclamo de libertad y democracia sindical con la personería gremial para la CTA, donde el gobierno defina si está de acuerdo con la pluralidad o seguirá defendiendo el unicato sindical. Para que más temprano que tarde terminemos en Plaza de Mayo, movilizados con un paro nacional por estas reivindicaciones. Esto hay que construirlo y debiera ser nuestro primer paso en la propuesta de una central de millones.
3. Creo que los trabajadores tenemos una alta responsabilidad en los procesos que se viven, sobre todo en Nuestra América, donde crecen y se consolidan las iniciativas populares y el nivel de autodeterminación de los pueblos. Entonces el poder acciona, como acaba de acontecer con Ecuador.
Hay que entender que después de la caída del muro pasaron veinte años y en la historia de la humanidad eso es muy poco tiempo, habían dicho que era el fin de la historia, el fin de la ideología, el fin del trabajo. Parecía que no tenía retroceso y ahora se está hablando del Socialismo del siglo XXI, se está hablando del buen vivir. Todo aquello que iba a desaparecer de la faz de la tierra y estaba sepultado, de repente reaparece en un contexto distinto, en otro continente, y tiene la proyección que le da el aval de la gente. Nadie puede negar que Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, el Frente Amplio en Uruguay han ganado algunas elecciones. Menciono a cada uno conciente de que hay quienes se identifican más con un proceso y menos con otro, pero lo importante es que estos procesos están sostenidos por millones.
En este sentido creo que en Argentina tenemos tareas pendientes. Nuestra integración en la región no tiene esa dinámica. Necesitamos terminar con los poderes de los grupos monopólicos que dominan el 95% de los recursos vitales y neurálgicos del país. Hay que modificar el modelo productivo para hacerlo más industrial y terminar con este esquema de desarrollo basado en la exportación de alimentos, de recursos energéticos y minerales y que se sustenta en un esquema donde recibir un subsidio por parte del Estado es tomado como si fuera un trabajo. Es una tergiversación de la realidad que sólo vamos a poder resolver si somos capaces de recuperar el patrimonio propio, profundizar la democracia participativa, establecer políticas soberanas y poner a la cabeza la integración regional en función de los intereses de la clase trabajadora y el pueblo.

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