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El Espejo Nro 194

Última edición del 2010

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jueves, 16 de septiembre de 2010

Cuando pa’ Chile me voy…

La hermosa canción comenzada por estas palabras, viene a cuento de la percepción de muchos frenteamplistas, sintetizada por el veterano dirigente socialista, renunciante en el período anterior a su banca de diputado: Guillermo Chifflet. Interrogado acerca de su percepción de este segundo gobierno del Frente Amplio, responde: “Lo veo mal […] porque no veo que haya un propósito revolucionario en el sentido de transformación profunda. ¿Qué admiramos en la revolución sandinista, en la cubana? La capacidad de transformar profundamente la realidad…” Otro destacado militante, el Arq. Benjamín Nahoum escribe, a propósito de la mentada Reforma del Estado: “Hace cinco años el F. A. recibió de la gente el mandato de cambiar. No de hacer la revolución ni de hacer el socialismo, pero de cambiar, que quizás pueda ser el primer paso para hacer la revolución o construir el socialismo [pero] los cambios de fondo quedan por hacer”.Y subraya con acierto: “Que no se nos pase esta nueva oportunidad de meter el bisturí a fondo, porque puede no haber otra.” Opiniones compartibles, que van a contramano de la generalizada aprobación de la gestión del gobierno.

Puede reclamársele -con presencia de masas- al gobierno de Mujica que se aleje de la tendencia dominante de sus dos poderosos vecinos? ¿Puede orientarse al socialismo, cuando los fuertes de la región pretenden catapultar al desarrollo por la senda de un capitalismo productivo o democrático? Las respuestas son negativas. Peor aún: el gobierno está de acuerdo con esta orientación, según afirmaciones de Mujica y Astori.
Por eso, el 25 de agosto, Día de los Comités de Base del Frente, se notaba en la militancia una sensación de angustia y de temor al retroceso como en Chile. Los problemas son diversos, y como también sucede en Argentina y Brasil, no se percibe de inmediato una rectificación de rumbos. El dilema resulta expuesto por la Senadora Constanza Moreira, de la mayoritaria coalición 609: “¿se pueden mejorar las condiciones de vida de los más pobres sin lesionar los derechos de los más ricos? Los grupos más poderosos frenan la capacidad de redistribución, aún muy moderada. Y al mismo tiempo, se ensancha la brecha entre las expectativas de las ‘masas populares’ y lo que se puede hacer sin riesgo de crear una crisis de gobernabilidad. Si caen estos gobiernos, habrá más conservadurismo ideológico y desarrollo capitalista más desigual y dependiente.”
Los problemas y las soluciones de los países de América Latina son comunes. Sin duda, los mayores logros del gobierno de Mujica, los ha obtenido en el proceso de integración. La so lución del conflicto con Argentina, los acuerdos diversos con Brasil, la visita del Presidente a Venezuela y recientemente, las concordancias con Paraguay Bolivia –reflotando la alianza denominada Urupabol- alientan expectativas. En lo interno, destaca la investigación de corrupción de altos oficiales de la Marina, con varios procesados y otras investigaciones en las restantes Fuerzas Armadas, que denotan graves manejos con los fondos provenientes de las Misiones de Paz. También se comienza a debatir el Presupuesto quinquenal, bajo la visión optimista del gobierno de que se mantendrá el “desacople” entre la crisis económica mundial y las perspectivas favorables de la uruguaya. Por su parte, el PIT-CNT y las organizaciones sociales marcan bien la contradicción: no están contra este gobierno, pero levantan diversas reivindicaciones, que manifiestan las luchas en el seno del bloque popular. Es que detrás de los números del Presupuesto que fijan los recursos destinados a las diversas áreas, permanece una cuantiosa suma destinada al pago de los intereses de la deuda externa, que “no se tocan”.

Desde Uruguay, Julio A. Louis

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