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jueves, 16 de septiembre de 2010

El gobierno hace guiños a izquierda: Buenas y malas noticias

Justo cuando se aprestaba a lanzar un plan sugestivamente titulado "Buenas Noticias", una arteria le jugó una mala pasada Néstor Kirchner y fue necesario insertarle un tubito metálico en la coronaria para evitar males mayores.
El episodio médico no parece entrañar peligro alguno para la vida del presidente del PJ. De modo que, tal vez un poco demoradas por la inesperada circunstancia, vendrán las "Buenas Noticias".

Son simples y contundentes: aumento del monto a pagar a los beneficiarios de los planes Argentina Trabaja llevándolo al salario mínimo, $1740; $300 antes de fin de año, como cifra no remunerativa, para jubilados que cobren el mínimo; aguinaldo de $300 para todos quienes reciben la asignación familiar por hijo; posible reasignación de subsidios al transporte, pasándolos a los usuarios en lugar de entregarlos a los empresarios; se ampliaría además el programa de netbooks gratuitas para estudiantes y habría anuncios de más obras públicas, aún no definidas.
Este es el plan que acababa de elaborarse cuando, en la noche del sábado 11, a la hora en que, según el tango "el músculo duerme, la ambición descansa", el silencio se vio interrumpido por la descompostura de Kirchner.
Sumado al muy agitado proyecto de hacer participar a los trabajadores de las ganancias de las empresas, más el alineamiento verbal del matrimonio presidencial con la movilización estudiantil -entendida como una batalla exclusiva contra Macri- este conjunto de medidas configura un guiño a izquierda con inequívoco significado electoral.
Todo lo que signifique transferencia de ingresos en favor de los desposeídos, es y será siempre una buena noticia. La manipulación de la necesidad económica de las mayorías, así como el intento de capitalizar la incipiente rebeldía estudiantil, sin embargo, es una muy mala noticia.
La calamitosa condición de la oposición burguesa y la ausencia hasta la fecha de una alternativa consistente desde la perspectiva de las masas, abre espacio para maniobras de este tipo. Las mediciones respecto de la perspectiva electoral de Kirchner hasta el momento le dan pocas posibilidades de aspirar al triunfo en octubre de 2011. Pero la catadura de sus opositores de derecha, combinada con medidas apuntadas a mejorar ingresos de los más desfavorecidos -aunque sean mínimas y transitorias- puede empujar a sectores importantes de la sociedad a elegir por lo que suponen "el mal menor".
Basta decir esto para concluir que hay un campo inmenso inexplorado por una verdadera propuesta de cambio profundo. Los intentos en curso, con todo el valor que tienen, carecen de definiciones netas y metodologías capaces de lograr la confianza y la participación de millones.
Hay que registrar que, mientras guiña a izquierda, el gobierno gira a derecha en lo sustancial, en los planos nacional e internacional. No otra cosa es la decisión de pagar la fraudulenta deuda eterna -ahora con el Club de París-; los compromisos con el G-20; el aval formal y estridente del canciller a los preparativos del gobierno estadounidense para atacar a Irán, la obscena campaña contra Cuba y el sistemático relegamiento de Unasur como centro de su política exterior.
El saldo de este oportunismo sin límites ni antecedentes depende del accionar de las verdaderas vanguardias de la sociedad, ahora tonificadas por los estudiantes.

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