Periódico de jóvenes y trabajadores, antimperialista y anticapitalista

El Espejo Nro 194

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jueves, 16 de septiembre de 2010

Elecciones nacionales el 23 de septiembre: La CTA define su futuro

Horizonte: aún cuando se presentan cinco listas, serán dos las que diriman los proyectos programáticos y organizativos hacia el movimiento obrero; una encabezada por Pablo Micheli (secretario general de ATE nacional y adjunto de la CTA y la otra por Hugo Yasky (secretario general actual de la CTA y dirigente de Suteba). Las posturas enfrentadas atraviesan al conjunto del movimiento obrero y trascienden el plano sindical. Está en juego no sólo la resolución conceptual y orgánica de la autonomía de la clase, sino el lugar de los trabajadores en la construcción política independiente para asumir el rumbo del país.

En diciembre de 2002 miles de delegados/as votaron en el VI Congreso de la CTA realizado en Mar del Plata la constitución de un Movimiento político social y cultural. El camino quedó inconcluso. Estamos ante una nueva oportunidad en un momento en el cual pueblos hermanos del continente levantan la bandera antimperialista y hacia el Socialismo del siglo XXI. En aquel 2002 El Espejo intervino y apoyó la dinámica hacia la construcción de una herramienta política de masas. Y enfrentó las tenazas que han impedido, una y otra vez, alcanzar el objetivo: las prácticas conciliadoras que llevan a subordinarse a alguna de las fracciones del capital (a veces camufladas de progresistas) y el izquierdismo sectario. Hoy se replantean situaciones análogas.
En continuidad con ese posicionamiento militante, El Espejo convocó a dos candidatos de la Lista 1 Germán Abdala: Pablo Micheli y Carla Rodríguez (MOI). A los dos se hizo llegar las siguientes preguntas:

1) ¿Por qué consideran que la Lista 1 es la continuidad de las bases fundacionales de la CTA?
2) ¿Cuál es la relación entre la Constituyente Social y la construcción de una herramienta política de masas, si recordamos que en diciembre de 2002 el Congreso de la CTA votó en Mar del Plata edificar un movimiento político social y cultural?
3) ¿Cómo ve el papel de Argentina en los procesos de integración y unidad de los pueblos de América Latina y el Caribe: Unasur, Alba y en el terreno político-sindical, el Encuentro Sindical Nuestra América?

Pablo Micheli

1) Porque estamos convencidos que la CTA debe ser una central de trabajadoras y trabajadores, Clasista y Antimperialista, que sea la expresión del movimiento social y no solo de lo sindical.
Por otra parte consideramos firmemente que la autonomía de los partidos políticos, de los gobierno y de los grupos económicos no solo debe declamarse sino que debe reafirmarse con cada acción de la misma.
En definitiva, los integrantes de la lista 1 somos coherentes con los principios fundacionales de la central porque como decía German “no nos hemos lavado la cabeza, no somos conversos, no nos hemos cambiado la ropa, porque estamos convencidos que hay una nueva sociedad para construir y para ello hace falta una central de 3 – 4 millones de afilados o sea de masas para ser la cabeza del movimiento de transformación.

2) Efectivamente el Congreso de Mar del Plata del 2002 y luego el del 2006 con alrededor de 10 mil delegados y delegadas votó y reafirmó como objetivo fundamental de la Central la constitución de un Movimiento político social y cultural de liberación, dicho objetivo devino en concreto recién a partir del año 2007, cuando comenzó a desarrollarse la Constituyente Social que es justamente, la expresión de una clara política de masas y no la construcción de un partido. En definitiva, la relación entre la Constituyen Social y la construcción de una herramienta política de masas es el camino hacia el Movimiento político social y cultural de liberación.

3) Considero que el papel de Argentina tanto en Unasur como el Alba en este momento el papel del gobierno no es en realidad el que debería tener Argentina, porque particularmente en el caso del Alba deberíamos ser por completo parte de ese proceso de integración.
Respecto al Encuentro Sindical de Nuestra América no obstante estar nosotros afiliados a la Confederación Sindical de las Nuestras Américas (CSA), yo sigo atentamente ese espacio, porque lo considero muy importante para la unidad de los trabajadores de América latina y no contradictorio con el anterior.

Carla Rodríguez

1) El debate político e ideológico que subyace al momento actual de la CTA, podría resumirse en la necesidad de fortalecer a la CTA como herramienta de unidad política y cultural de la clase, contrapuesta con el énfasis que la posiciona como una herramienta de alternancia en la “representación” de lo que hoy constituye una minoría de la clase trabajadora (formales sindicalizados).
Profundizar el mandato fundacional de la CTA es priorizar la construcción de la unidad organizada del conjunto de la clase trabajadora, construyendo una estrategia conciente de ensanche e involucramiento de las mayorías excluidas en su diversidad actual, tal como se manifiesta en los conflictos a lo largo y ancho del territorio. Trabajadores formales, informales, precarizados y con horizonte autogestionario – que han profundizado en la última década ejercicios de control directo de los medios de producción, del suelo, del hábitat, prefigurando un horizonte estratégico de transformación -. Quebrando la fragmentación: trabajadores del campo intelectual, de la ciencia y la tecnología, servicios, privados y estatales, “pobres de toda pobreza”, mujeres, jóvenes, chicas y chicos de nuestro pueblo… Es decir, construyendo cotidianamente pasos concretos y propuestas que materialicen esa perspectiva integral, apostando incorporar millones en esta construcción creadora.
Priorizamos construir esta Central como herramienta política de la clase, con capacidad efectiva sobre el devenir de la crisis de alternativa política de la Argentina actual.
La ruptura de los esquemas tradicionales de representación, la decisión conciente de construir y fortalecer formas organizadas no delegativas sostienen el principio fundacional de la autonomía y, a su vez, permiten pensar y perseguir organizadamente la democratización de todos los órdenes de la vida: económica, social, política y cultural, para convertir la fuerza de movilización popular, de la clase organizada en forma conciente, en institución, norma, procedimiento, gestión de recursos, propiedad de recursos…en definitiva en capacidad efectiva de transformación sociopolítica, de ser gobierno y de recrear las instituciones estatales en función de un horizonte de liberación.
Algunos ejemplos… Villa Constitución tiene un profundo significado histórico, pero también, actual, en el presente, donde los trabajadores organizados enfrentan cotidianamente a las multinacionales metalúrgicas, con un planteo de principios sostenido en una práctica organizativa que se construye desde los comedores de fábrica en asamblea y donde los delegados mandan obedeciendo, como lo demuestra la estrategia asumida ante el conflicto de Paraná Metal. De mismo modo, la lucha y el triunfo heroico de los trabajadores de Barrick Gold a 4 mil m de altura, recuerdan que la construcción organizativa de fuerza política se impone por sobre los formalismos en un proyecto emancipador donde el reconocimiento de la personería gremial, no debe guiar la definición de estrategias. La perspectiva autogestionaria, articulada con formas de propiedad colectiva y ayuda mutua impulsada en la Ciudad de Buenos Aires y otros distritos (Tierra del Fuego, Santa Fe, Provincia de Buenos Aires), refuerza que la Resolución del Hábitat de Nuestros Pueblos No Debe Ser Base de Negocios, Debe Estar En Nuestras Propias y Colectivas Manos, Generando Bienes de Uso y No Mercancías.

2) El Congreso Nacional de 2002 en Mar del Plata, mandató la construcción e impulso de un Movimiento político social y cultural de liberación. La Constituyente Social (CS) es el ámbito de articulación de unidades mayores en el tránsito de construcción de ese proyecto emancipador. Direcciona la tarea “nacional” “indelegable”, en el contexto latinoamericano. La CTA, por su parte, es la herramienta que expresa el desarrollo organizativo más elevado de ese proceso. Por eso, la disputa por la conducción de la CTA expresa la “invisibilizada” disputa del poder en Argentina. La Constituyente Social debe interpretarse como la máxima acumulación de subjetividad con perspectiva de liberación.
Los destinos de la CTA están estrechamente ligados con los de la Constituyente. No es posible impulsar el Movimiento político social y cultural de liberación y la perspectiva emancipadora de la Constituyente sin hegemonizar la CTA y sin desarrollar al máximo sus potencialidades como herramienta autónoma de la clase.

3) El análisis de las políticas anticrisis del capitalismo aplicado al caso argentino, permite salir del falso dilema planteado actualmente entre gobierno y derecha. En el contexto latinoamericano, tanto la salida ajustista que exige el poder, como los planteos neokeynesasianos, asumidos por gobiernos emergentes de crisis en Argentina, Uruguay y Brasil, que suponen la subordinación al modelo productivo vigente.
La alternativa a este modelo, ha sido planteada en la Cumbre de Copenhague por el Bloque del ALBA y supone definir caminos de salida anticapitalista, incluida la construcción de una nueva arquitectura económico- financiera -como el Banco del Alba- ; y en general nuevos marcos institucionales y rumbos para el uso de nuestros recursos. Por ejemplo, los U$S 515 mil millones que existen actualmente en América Latina como reservas de nuestros países.
Hay que construir el movimiento político social y cultural de liberación como nuestro aporte al proceso continental de descolonización política, cultural, y ser capaces de dar el salto a un proceso de descolonización económica y material de la sociedad. Pero esta tarea indelegable hay que construirla en forma articulada, solidaria y entramada. Espacios como el Esna – Escuentro Sindical Nuestra América- , pero también la confluencia entre la Vía Campesina y Urbana, la Selvip – Secretaría Latinoamericana de la Vivienda Popular- , los movimientos en el Alba de los Pueblos son parte de ese desafío de recrear la integralidad de la clase a escala continental. Es decir, latinoamericanizar la hipótesis fundacional de la CTA como parte de nuestro aporte e esta tarea de enfrentar la crisis desde una perspectiva emancipadora, anticapitalista y socialista.

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