
Total disgregación de los partidos tradicionales. Hora de encontrarse para edificar la alternativa
El año que tenemos por delante puede significar un salto hacia el anhelado futuro de transformación real en Argentina. Podemos poner a nuestro país hombro con hombro junto a los países latinoamericanos que, unidos en el Alba, marchan en pos de la emancipación nacional y social. La condición es asumir la realidad. El fracaso del G-20 en Seúl adelanta lo que tiene para ofrecer el capitalismo en todo el mundo. La compra-venta de votos en el Congreso, muestra qué pueden ofrecer las clases dominantes de nuestro país. No es posible mirar hacia otro lado. Son las manifestaciones de un sistema en agonía. Está a la vista la implosión de las estructuras políticas del capital, acelerada por la muerte de Néstor Kirchner. Igualmente es evidente que frente a esa debacle de los de arriba, no se afirma todavía una alternativa de los de abajo. La disgregación también afecta a sectores que pudieron aparecer como polos de reagrupamiento. Hay mucha fuerza allí. Debemos evitar que experiencias fallidas lleven a la confusión y el desánimo. Aunados al proyecto antimperialista y anticapitalista del Alba, podemos dar respuesta. Somos muchos. Debemos encontrarnos.
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