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viernes, 12 de junio de 2009

La CIA intentó asesinar a Chávez y Evo

¿Luz verde para tumbar un avión?
Por Ernesto Villegas (*)

Fallido: el pasado domingo 31 de mayo el presidente Hugo Chávez suspendió su viaje a El Salvador, donde participaría de la ceremonia de asunción del nuevo mandatario del FMLN. Con él debía viajar Evo Morales, presidente de Bolivia. Recién tres días más tarde su supo la causa: la inteligencia revolucionaria había descubierto un atentado para derrumbar el avión presidencial lanzando dos misiles a su llegada a San Salvador. Chávez no responsabilizó a Barack Obama, pero acusó a la CIA y al terrorista Posada Carriles. Aun fallido, este atentado prueba cuál es la estrategia del imperialismo frente a América Latina. Cualquiera puede imaginar qué sería hoy nuestro continente si 10 días atrás hubiesen sido asesinados Chávez y Evo.

Un friíto en el estómago. Eso sintió el país chavista al enterarse de que la cancelación del viaje del presidente Hugo Chávez a El Salvador, con motivo de la toma de posesión de su homólogo de izquierda, Mauricio Funes, obedeció a la detección de un complot contra el avión que lo llevaría a Centroamérica.
En varias ocasiones ha habido denuncias similares, todas motivo de automática burla por parte del antichavismo, pero ésta se distinguió de las anteriores por el clima de incertidumbre general que la precedió.
Este clima se generó por la sorpresiva suspensión, sábado y domingo, de dos de las cuatro emisiones del maratón de “Aló, Presidente” con el cual estaba previsto celebrar los 10 años de ese programa.
Las desapariciones mediáticas de Hugo Chávez suelen desatar oleadas de rumores y conjeturas en Venezuela, tanto en sus propias filas como en las de sus adversarios. Unos lo aman y otros lo odian, pero todos, después de 10 años de omnipresencia, se han habituado a saber permanentemente de él, casi siempre en vivo y directo. Hace cuatro años, a principios de junio de 2005, hubo inquietud generalizada por una ausencia parecida. En ese entonces, escribí un artículo titulado “Chavistas al borde de un ataque de nervios” (http://www.aporrea.org/actualidad/a14525.html).
Junto con Chávez, debía viajar a El Salvador el presidente de Bolivia, Evo Morales. Evo vendría a Caracas invitado por el venezolano a acompañarlo en la emisión televisiva del domingo para luego abordar, ambos, un avión de Cubana de Aviación con destino a Centroamérica. Cuba, que como Venezuela y Bolivia es miembro fundador del Alba, supliría así la temporal inoperancia del avión presidencial venezolano originada, según versión oficial, en desperfectos mecánicos.
De haber estallado ese avión cubano, como otro de la misma aerolínea con 73 pasajeros a bordo el 6 de octubre de 1976, tanto la revolución venezolana como la boliviana habrían quedado literalmente descabezadas. Dos pájaros de un tiro.

Ojalá todo sea paranoia
La denuncia de Chávez omitió cualquier mención a antecedentes como el siniestro aéreo ocurrido el 3 de mayo pasado en territorio venezolano: la caída a tierra de un helicóptero militar en la frontera con Colombia, con 18 efectivos a bordo, incluido el general del Ejército Domingo Faneite. Todos perdieron la vida. El aparato sería el quinto de fabricación rusa, perteneciente a la flota militar venezolana, que experimenta un incidente en el último año. Faneite fue uno de los integrantes del Curso de Comando y Estado Mayor Nº. XXXIV de la Escuela Superior del Ejército, que escogió como padrino de promoción a Fidel Castro.
Un funcionario militar venezolano, consultado en forma extraoficial por la Agencia Popular de Noticias, declaró respecto a la caída del helicóptero:
—Esperemos las investigaciones, pero el sabotaje electrónico es una posibilidad real, no es fantasía.
La fuente agregó:
—Todos los organismos de seguridad e inteligencia del país saben que en Colombia, cerca de nuestras fronteras, existen fuerzas combinadas estadounidense-israelíes y militares colombianos que operan equipos de interferencia y aviones espías, que responden a una estrategia del Comando Sur de EEUU.
El mandatario dijo que el plan magnicida contemplaba el lanzamiento de misiles contra el aparato de Cubana de Aviación donde él y Evo llegarían a la capital salvadoreña.
Chávez atribuyó la iniciativa al terrorista Luis Posada Carriles, autor de la voladura del vuelo 455 de de Cubana el 06/10/ 1976, y de un frustrado atentado contra Fidel Castro en Panamá, en el año 2000. En esa ocasión, Posada planeó estallar una bomba en un auditorio donde Fidel Castro hablaría ante 2000 estudiantes. Un tribunal panameño lo halló culpable, pero la presidenta Mireya Moscoso indultó a Posada el último día de su mandato.
También responsabilizó Chávez al contralmirante Carlos Molina Tamayo, quien fuera jefe de la Casa Militar del “presidente de transición”, Pedro Carmona, durante el golpe de abril de 2002; así como a Alejandro Peña Esclusa, un venezolano ultra radical de derecha, todos en combinación con los servicios de inteligencia de EEUU.
Desvinculó Chávez al presidente Barack Obama de la operación denunciada, pero aprovechó para exigirle que dé curso a la solicitud de extradición formulada por Venezuela en relación con Posada, a quien le espera aquí un juicio por el atentado de 1976.
Su antecesor, George W. Bush, hizo caso omiso a tal solicitud y más bien facilitó la libertad de Posada, a quien las autoridades de EEUU rehúyen juzgar por terrorismo. Posada trabajó para la CIA mientras el también ex presidente George Bush, padre del otro Bush, fue director de esa agencia. Documentos desclasificados de la CIA indican que ésta estaba informada del ataque de 1976, pero no hizo nada para impedirlo.
Ojalá la denuncia de Chávez y otras coincidencias sólo sean producto de un exceso de suspicacia. O simple paranoia. Porque si alguien, en alguna parte, ha dado luz verde para eliminar a Hugo Chávez de la misma manera como al general panameño Omar Torrijos, lo que nos espera es una guerra civil, con potencial de extenderse hacia otros países de América Latina. ¿O no?

(*) Periodista venezolano

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